Tras la jornada electoral de ayer, los resultados con el 92.04% de actas ingresadas revelan un escenario de segunda vuelta en Ecuador. El presidente y candidato Daniel Noboa obtuvo el 44.31% de los votos, mientras que la candidata del correísmo, Luisa González, alcanzó el 43.83%, reflejando un panorama de alta competencia y una fuerte polarización en el país.

El mapa electoral muestra una división clara entre las regiones. Noboa logró imponerse en las provincias de la Sierra como Carchi, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar, Chimborazo, Cañar, Azuay y Loja, además de las provincias amazónicas de Napo, Pastaza y Morona Santiago, así como en Galápagos. Por otro lado, el correísmo se consolidó en Esmeraldas, Manabí, Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos, Guayas, Santa Elena, El Oro, Sucumbíos y Orellana.

Durante la campaña, tanto Noboa como González aseguraron que ganarían en primera vuelta, una afirmación que no se concretó. Para el analista político Pedro Donoso, esta situación evidencia la necesidad de analizar el papel de las encuestas, algunas de las cuales monopolizaron la discusión pública y generaron expectativas que no se cumplieron. Además, Donoso enfatizó que, aunque los indecisos suelen ser un factor clave en los resultados electorales, en esta ocasión su impacto fue menor de lo esperado.

El analista César Febres-Cordero destacó que el oficialismo cometió un error estratégico al proyectar una victoria en primera vuelta, lo que ha generado la percepción de una derrota.

De cara al balotaje, la clave estará en atraer a los votantes que no se identificaron con ninguna de estas tendencias en la primera vuelta. Noboa deberá reforzar su presencia en la Costa, mientras que el correísmo intentará captar el voto indígena y de otros sectores críticos al gobierno. Según los analistas, la polarización se mantendrá, y la campaña que logre generar mayor entusiasmo entre los indecisos podría inclinar la balanza a su favor.