La teoría de la estupidez y las elecciones

Feb 8, 2025

Por Luis Antonio Guijarro

Albrecht Weinberg tenía 18 años cuando los nazis lo deportaron a Auschwitz, este año cumplirá 100 años. Él y su hermana fueron los únicos de la familia y de los amigos que sobrevivieron a tres campos de concentración. Por sus labores educativas a colegiales reportando sus experiencias durante el holocausto, el gobierno alemán le otorgó por esta labor la Cruz Federal al Mérito. Esta semana, Weinberg declaró públicamente estar conmocionado por la decisión del líder cristianodemócrata, Friedrich Merz, de aceptar el apoyo del partido de ultraderecha, AfD, para intentar sacar adelante un paquete de medidas contra la migración, recalcando su deseo de retornar al gobierno la condecoración que le dieran 8 años antes. Weinberg opina que, si se le permite a la ultraderecha meter un pie en la puerta, poco tiempo después se adueñarán de la casa y acabarán con todos los que viven ahí.


Uno de los temas que me ocuparon desde que tengo uso de razón y con más intensidad desde que llegué a Alemania, fue tratar de entender cómo se puede convencer a todo un pueblo de una idea absurda y destructiva hasta llevarlo a una guerra mundial, peor aún, al cuasi aniquilamiento de todo un pueblo, declarado ser el enemigo. Hubo de hecho razones históricas, sociales, económicas, pero también un movimiento político de ultraderecha que canalizó la desazón popular, sembró el terror y usó el mecanismo de la información para propagar historias sobre enemigos creados por ellos (judíos, gitanos, comunistas, etc) para justificar el terror que sembraron y realzar la figura de su líder: Adolf Hitler. Lo levantaron como el mesías esperado y llamado a salvar a todos y devolver la dignidad a una nación herida luego de la primera guerra mundial.


Retomando la figura de Weinberg, para adueñarse de la casa es necesario que haya un apoyo popular irrestricto, pero ¿cómo se logra esto? Para el teólogo y pastor luterano alemán D. Bonhoeffer, un claro activista antinazi, asesinado por la Gestapo en 1945, esto es el resultado de la “estupidez humana” interpretada no como una carencia de inteligencia sino como una actitud resultante de una mentalidad conformista que, frente a un proceso de manipulación, anula cualquier pensamiento crítico o posibilidad de discernimiento entre el bien y el mal. El proceso de manipulación lleva a la renuncia de valores, a un aborregamiento intelectual aun a sabiendas que está mal lo que está haciendo la mayoría, esto permite a los regímenes cometer abusos e incluso atrocidades ante la indiferencia de las personas frente al sufrimiento.


En nuestros días las reflexiones de Bonhoeffer son de total actualidad. Los medios de comunicación y redes sociales juegan un rol primordial para anular o motivar al pensamiento crítico. Sea a nivel geopolítico o a nivel político nacional, las acciones o discusiones no se enfocan en planes o estrategias sino en manipular la opinión pública mediante el uso de redes sociales que utilizan tácticas de desinformación, de acoso, mentiras y narrativas manipuladoras. Estos centros de desinformación tienen altísima demanda y tienen nombre propio: Troll Center.


Estas organizaciones difunden mensajes manipulativos con narrativa específica sobre cualquier estupidez publicada, sea como pseudo estadísticas de resultados electorales o sean campañas de difamación de adversarios. Para demostrar que tienen apoyo masivo usan cuentas falsas y software que simulan a personas que comentan y llenan de “likes” los mensajes, generando la sensación que tienen un apoyo masivo. La práctica de propaganda nazi en el mundo actual.


Weinberg se sintió indignado y asustado que frente a las próximas elecciones del parlamento alemán programadas para este mes de febrero y que se repita el error cometido en 1933, cuando luego que el partido Nazi, escogido democráticamente, con ayuda de los conservadores y las élites alemanas nombraron a Hitler canciller alemán. Este conglomerado, incluido el entonces presidente Paul von Hindenburg, subestimaron a Hitler y creyeron que podrían controlarlo con la esperanza de usar su popularidad para estabilizar el gobierno. Craso error.


El pueblo ecuatoriano debería sentirse indignado y asustado de las experiencias pasadas, en especial de este último gobierno que incluso ha superado en ineptitud, prepotencia, arrogancia y estupidez a los precedentes. En esta campaña electoral, a pocos días de las elecciones y con un abanico de candidatos acreditados por el simple hecho de ser anticorreistas, en el que uno se pone a la cola para escupir a otro, otro que quiere que le escupan, u otra como médium en contacto con un político muerto representante de un movimiento dirigido por un golpista, no augura nada bueno. De algo estoy convencido, una nueva presidencia de Noboa sería el Worst Case Scenario. Disculpen, pero el muchacho no entiende otro idioma. Ojalá se vaya, se vaya con Dios pero que se vaya. Miami le espera. Las gafas de sol ya las tiene puestas.



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