Migrante ecuatoriano en EEUU: ‘Legalizarse cuesta hasta $15,000 y muchos prefieren vivir en la sombra’

Feb 3, 2025

Migrantes esperan a lo largo de vías del tren en Huehuetoca, en septiembre de 2023. EDUARDO VERDUGO (AP)

Un migrante ecuatoriano que reside en Estados Unidos desde hace 20 años compartió su testimonio sobre las dificultades para regularizar su estatus migratorio, los costos elevados del proceso y el temor latente a la deportación. Por seguridad, su identidad se mantiene en reserva.

Según explicó en una entrevista con el programa Contacto Directo, los obstáculos legales y financieros dificultan obtener la residencia legal en el país norteamericano. “Para acceder a documentos, uno necesita casarse con una ciudadana estadounidense o ser víctima de algún delito. En mi caso, no se ha dado ninguna de esas opciones”, afirmó.

El costo del proceso es otro factor que limita las posibilidades de los migrantes. “Solo el abogado cobra entre $8,000 y $10,000, y a eso se suman los gastos de formularios, que pueden llegar a $5,000. En total, regularizarse cuesta alrededor de $14,000 o $15,000”, detalló. A esto se añade que muchos indocumentados no cuentan con ingresos suficientes para cubrir estos montos, pues sus trabajos suelen ser inestables o de bajos salarios.

El migrante también expuso las dificultades que enfrentan los indocumentados en el acceso a servicios básicos, como la salud. “Si no tienes documentos, no puedes acceder a un seguro médico. Yo tuve un problema de cálculos renales y, por haber ingresado de emergencia al hospital, la cuenta fue altísima”, relató.

Ante el endurecimiento de las políticas migratorias en EE.UU., algunos migrantes han optado por regresar voluntariamente a sus países de origen, mientras que otros, como él, buscan alternativas para legalizar su situación. “Estoy casado con una ciudadana estadounidense y tenemos dos hijos. Estoy intentando iniciar el proceso de regulación, pero hay miedo, porque cada vez ponen más trabas”, confesó.

El temor a la deportación es una constante en la vida de los indocumentados. “Siempre hay miedo, porque no se sabe si al doblar la esquina te puede detener inmigración. Muchos han dejado de ir a sus trabajos por el temor a ser capturados”, explicó. En su caso, ha tomado precauciones como asignar poderes legales a su esposa para que pueda manejar sus bienes en caso de ser deportado, aunque admite que aún le falta completar algunos trámites para proteger su patrimonio.

Sobre la posibilidad de enfrentar un proceso de deportación, el migrante aseguró que lucharía por su permanencia en el país. “Tengo una familia aquí, mis hijos son ciudadanos estadounidenses. Si llegara a pasar, intentaría pelear mi caso, porque no quiero que mi familia se quede desamparada”, afirmó.



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