Kafka en Quitumbe: de burocracia y migración

Feb 2, 2025

“Tenemos que dejar de pensar que Estados Unidos nos debe algo”. Esta reflexión, leída en X, podría haber resonado en quien, inmersa en un calvario burocrático en Ecuador, intentaba renovar su cédula con visa profesional. A pesar de la dureza de los trámites, la solidaridad frente a las redadas y vulneraciones de derechos a migrantes es innegociable. Sin embargo, surgen interrogantes: ¿por qué tantos de los que hoy defienden los derechos de quienes migran no cuestionan, en sus propios países, los sistemas igualmente implacables que golpean a aquellos que buscan mejores oportunidades?

Max Weber, el gran analista de la racionalización de la vida social, estudió la burocracia como un pilar de las sociedades modernas. Pero, también advirtió que, en su obsesión por las reglas, la burocracia podía transformarse en una “jaula de hierro”, un aparato que asfixia al individuo en nombre de la eficiencia. Es precisamente en la plataforma de Quitumbe, ese monstruo arquitectónico, donde estas palabras adquieren una nueva y perturbadora vigencia.

Allí, bajo el sol, a pesar de la amplitud del edificio, los migrantes esperan afuera, sin distinción de edad. ¿Xenofobia? Quién sabe. Una vez dentro, el absurdo comienza a desvelarse. Se descubre que su carpeta carece de vincha y aunque este error parece menor, resulta imperdonable: debes salir a comprarla a los vendedores que pululan por allí.

Tras confirmar el turno online, pasas a esperar en una sala hasta ser llamado. Pero, frente al funcionario, descubres que no solo precisas del pasaporte actual, sino también uno vencido donde se registró su visa profesional. Esta exigencia no aparece en la web. Al cuestionarlo, la respuesta es reveladora: “Si todo estuviera ahí, sería un chorizo”. Así, el migrante regresa a casa para repetir el proceso al día siguiente, con los mismos obstáculos.

El trato deshumanizador por parte de los funcionarios no parece hacer distinciones entre nacionales y extranjeros, pero es curioso cómo, en este mismo sistema, la humanidad se desvanece cuando más se requiere. La indiferencia que se vive en Quitumbe podría ser el reflejo de una sociedad donde, al parecer, solo la burocracia tiene rostro y derechos.

La experiencia en Quitumbe no es solo un reflejo de la “jaula de hierro” weberiana; es también un escenario kafkiano, donde el sistema oprime con desdén. Si tiene trámites pendientes, no olvide bloqueador, vincha y un buen libro; Kafka o Weber estarán bien.



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