En un mundo hipercomunicado en el que la capacidad de concentración de un ciudadano promedio, frente a un mensaje, es de apenas cinco segundos, la política se lee e interpreta muy diferente.
Atrás quedaron los tiempos en los que las autoridades o candidatos tenían la oportunidad de emitir largos discursos en un balcón o en un estudio de radio o televisión, durante 30, 60, 90 o 120 minutos.
Con la nueva tecnología comunicativa, la persuasión electoral dejó de apelar a la paciencia de las audiencias, que recibían extensos mensajes verbales o audiovisuales. Y esto terminó hace más de 16 años.
En tiempos de redes sociales, los votantes descifran cada cuestión política y cada proceso electoral dividiéndola en muchas partes. Es decir, en pequeños textos, fotos o videos que se consumen en sucesivos posts sobre el mismo tema en TikTok, Instagram, X, Facebook, televisión en internet, citando solo algunos ejemplos.
Por ello, hoy resulta tan estéril comunicar los planes de gobierno en extensas jornadas con decenas de mensajes extensos, técnicos e irreales emitidos por más de 15 voceros en horas.
Entonces, toda esta transformación en la difusión creó el poder del meme. Un recurso comunicacional que es capaz de resumir un debate presidencial de cuatro horas, en una sola foto de humor político. Y ello le gusta las audiencias.
Este poder, como era obvio, se manifestó en el último debate presidencial de Ecuador, en el que gran parte de lo ocurrido se representó en los memes más virales. Los de Víctor Aráuz, por ejemplo.
“Los memes fueron lo más interesante del programa, que fue tan largo, que no lo vi entero” me decía una votante quiteña de 38 años.
El meme político, en la mayoría de los casos, es más un destructor de la intención de voto para un candidato, que lo contrario.
Si eres “carne de meme viral”, en un debate electoral, seguramente, tu apoyo disminuirá y serás la burla en la opinión pública y de redes sociales por varios días o semanas. Obviamente, existen algunas excepciones donde las burlas benefician al postulante.
Pero ¿por qué esta imagen de humor político es tan letal? Simple. Porque el meme magnifica, a una escala brutal, el lado más débil de los políticos o candidatos, tanto a nivel verbal, como no verbal y explota la emocionalidad de la política y el voto.
El meme desnuda, muchas veces, el pobre nivel técnico del político, las limitaciones desconocidas o revela su increíble capacidad de mentira; su cinismo y desfachatez.
Esta foto humorística encarna la actual emocionalidad del voto y puede guiar al sufragante en su decisión ante las urnas; a confirmar quien es el peor postulante; a identificar dónde está el grupo de los más bobos.
El plena campaña electoral presidencial de Ecuador destaco hoy el poder revelador del meme, sobre todo, cuando en un debate presidencial, la mayoría de los postulantes prometen idioteces, que no van acorde a la realidad económica del Ecuador. Y, al final, solo queda un pueblo engañado otra vez.
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