El iceberg más grande del mundo, A23a, con 3.672 kilómetros cuadrados, se desplaza desde la Antártida hacia el Atlántico Sur.
Su posible llegada a la isla de Georgia del Sur preocupa por el impacto que podría tener en el ecosistema local y la navegación.
Durante meses, el iceberg quedó atrapado por una montaña submarina, pero científicos advierten que podría reanudar su trayectoria hacia el norte.
De alcanzar la isla, podría bloquear zonas de alimentación vitales para pingüinos y focas, afectando gravemente la biodiversidad.
Desde su desprendimiento de la plataforma de hielo Filchner-Ronne en 1986, A23a es monitoreado de cerca.
Según expertos, podría seguir hacia el Atlántico abierto o quedar atrapado nuevamente, prolongando su influencia en el entorno marino.
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