El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha propuesto poner fin a la “ciudadanía por derecho de nacimiento”, una práctica que otorga la ciudadanía estadounidense a cualquier persona nacida en el país, independientemente del estatus migratorio de sus padres.

La medida, que fue anunciada en el marco de una orden ejecutiva firmada por Trump el lunes, enfrenta importantes obstáculos legales debido a su contradicción con la 14ª enmienda de la Constitución de EE.UU., que establece que “todas las personas nacidas” en el país son ciudadanos.

La medida ha sido criticada por organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles, que inmediatamente presentó demandas contra el gobierno.

El objetivo de la orden ejecutiva es eliminar lo que algunos consideran un “imán” para la inmigración ilegal, y es vista como una respuesta al fenómeno conocido como “turismo de natalidad”, donde mujeres embarazadas indocumentadas cruzan la frontera para dar a luz en EE.UU. y así garantizar la ciudadanía a sus hijos.

La 14ª enmienda, adoptada en 1868, fue una respuesta a la cuestión de la ciudadanía de los antiguos esclavos liberados tras la Guerra Civil. Su adopción garantizó que todas las personas nacidas en EE.UU., independientemente del origen de sus padres, fueran consideradas ciudadanos. En 1898, el Tribunal Supremo de EE.UU. reforzó este principio en el caso Wong Kim Ark, donde determinó que incluso los hijos de inmigrantes no ciudadanos nacidos en el país serían automáticamente ciudadanos.

La mayoría de los expertos coinciden en que Trump no puede terminar con la ciudadanía por derecho de nacimiento mediante una orden ejecutiva. Para que la medida se implemente, sería necesario modificar la Constitución de EE.UU., un proceso que requeriría el respaldo de dos tercios del Congreso y la ratificación por parte de tres cuartas partes de los estados. Por lo tanto, el presidente se enfrentaría a una larga batalla judicial si intentara llevar a cabo su propuesta.

Si la propuesta se concretara, afectaría a una gran cantidad de personas nacidas en EE.UU. de padres inmigrantes no autorizados.

Según el Centro de Investigaciones Pew, en 2022, nacieron en EE.UU. aproximadamente 1.2 millones de ciudadanos nacidos de padres indocumentados. Además, el Instituto de Política Migratoria proyecta que la eliminación de la ciudadanía por derecho de nacimiento podría aumentar la población de inmigrantes no autorizados en el país a 4.7 millones para 2050.

Trump ha expresado que los niños nacidos en EE.UU. de padres indocumentados deberían ser deportados junto con sus padres, aunque nacieran en el país. Sin embargo, también ha subrayado que su objetivo no es romper familias, sino mantenerlas unidas enviándolas de vuelta a sus países de origen.

En cuanto a la ciudadanía por derecho de nacimiento, más de 30 países, incluidos Canadá y México, la practican sin restricciones, mientras que otros, como Reino Unido y Australia, tienen versiones modificadas de la ley que limitan la nacionalidad automática.