El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este martes 21 de enero una nueva medida migratoria que autoriza redadas en lugares previamente considerados “zonas protegidas”, como escuelas, iglesias y hospitales. Esta decisión llega un día después de su toma de posesión y revoca una política establecida por la administración de Joe Biden que restringía las acciones migratorias en estos espacios.
Con esta orden, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) permitirá que los agentes de inmigración actúen en estos lugares para detener a personas que, según Trump, “podrían estar ocultándose allí para evadir la justicia”.
Preocupación en la comunidad latina
En ciudades como Chicago, la comunidad latina y organizaciones locales han manifestado su alarma ante esta medida, asegurando que trabajarán intensamente para informar a los migrantes sobre sus derechos frente a posibles operativos.
“Esto genera miedo en nuestras comunidades más vulnerables”, declaró un representante de una organización comunitaria, destacando el impacto emocional y social de esta política.
Un llamado desde el clero
Durante el Servicio Nacional de Oración en la Catedral Nacional de Washington, la obispa Mariann Edgar Budde dirigió un mensaje al presidente Trump, pidiéndole reconsiderar su decisión.
“Señor presidente, en nombre de nuestro Señor, le pido que tenga misericordia de aquellos que viven con miedo”, expresó Budde, refiriéndose a los migrantes y otras comunidades vulnerables.
En respuesta, Trump desestimó las palabras de la obispa, calificando el servicio como “poco inspirador” y afirmando que “podrían haber hecho mucho mejor”.
Un debate encendido
La medida ha desatado un intenso debate sobre su impacto en los derechos humanos y la seguridad de las comunidades migrantes. Mientras la administración Trump defiende la medida como necesaria para combatir el crimen, organizaciones civiles argumentan que pone en peligro a personas inocentes y genera un clima de desconfianza en espacios que históricamente han sido considerados refugios seguros.
Con esta decisión, queda claro que la política migratoria de Trump seguirá siendo un punto de controversia, avivando tensiones entre su gobierno y sectores que luchan por proteger los derechos de los migrantes en el país.
0 comentarios