Este 9 de enero, se cumplieron 25 años de la dolarización en Ecuador. Fue una medida tomada a la fuerza y no planificada por el entonces presidente, Jamil Mahuad, y sostenida durante el gobierno de Gustavo Noboa.
Una medida dura en su momento que originó una migración masiva de compatriotas a Estados Unidos y a Europa, muchos jubilados perdieron sus ahorros de toda la vida. Pagaron justos por pecadores. Es la parte negativa de adoptar el dólar como moneda en el país.
¿Qué nos llevó a la dolarización? Son varias las razones, empezando por la irresponsabilidad de los gobiernos de turno en devaluar la moneda para obtener más billetes de las exportaciones. Devaluaciones que eran las medidas cómodas de los gobernantes ante la falta de ideas para generar recursos propios. La irresponsabilidad de un minúsculo grupo de banqueros y su mal manejo de los recursos de los depositantes que terminaron con la quiebra de sus bancos. La inflación incontrolable. La desconfianza en nuestro sucre fue tal que hubo otras dos “monedas” para las transacciones: el propio dólar y los UVC (Unidad de Valor Constante), utilizado principalmente en los créditos hipotecarios e indexado a las constantes devaluaciones.
Pero, ya a mediano plazo, se ha palpado más los beneficios de una economía dolarizada que los perjuicios. Esto se mide en la estabilidad de precios, la baja inflación, los sueldos que permiten proyectarse a largo plazo y que se reflejan en el crecimiento del mercado automotriz e inmobiliario, ingresos por jubilación constantes.
Es tan aceptada la dolarización en el país, que más de las dos terceras partes de los ecuatorianos opinan que eliminarla implicaría la destitución del gobernante de turno. Encuestas de hace 18 años señalaban que hay dos cosas que la mayoría de connacionales no tolerarían a ningún gobierno: la una es el incremento del precio del gas en las clases populares; la otra quitar el dólar como moneda nacional.
Es por esta razón que presidentes como Rafael Correa, quien ha sido totalmente contrario a la dolarización, tuvo que mantenerla, porque si la quitaba, corría alto riesgo de perder su alta popularidad. O candidatos como Luisa González y su binomio Diego Borja, de la Revolución Ciudadana, pese a estar a favor de desdolarizar la economía, no lo mencionan en su plan de gobierno, ni en su campaña, porque saben que perderían electores. Ambos han dicho que están a favor de tomar el camino de tener moneda propia.
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