El 8 de diciembre de 2024, cuatro niños fueron detenidos en Guayaquil sin justificación legal y sometidos a un destino trágico que desafía la lógica y el sentido común. El 24 de diciembre, se encontraron sus cuerpos calcinados, revelando una cruda realidad: un Estado que, lejos de garantizar derechos fundamentales, se ha convertido en agente de opresión y abuso. Este hecho, aunque estremecedor, es síntoma de un sistema profundamente distorsionado.
En Ecuador, las señales de retroceso democrático son alarmantes. La coexistencia de dos vicepresidentas, la falta de licencia presidencial para campaña y violaciones a la Constitución evidencian cómo se normaliza el irrespeto a las normas democráticas. ¿Esta crisis del modelo democrático es exclusiva del país o es parte de un fenómeno global más amplio?
Según el filósofo británico John Gray, autor de Los nuevos leviatanes, el mundo está presenciando un resurgimiento de las ideas de Thomas Hobbes, quien en su obra Leviatán utiliza la figura del monstruo bíblico como metáfora de un Estado absoluto necesario para evitar el caos, pues en el estado de naturaleza “el hombre es lobo del hombre”. Gray argumenta que las democracias liberales, que alguna vez ofrecieron promesas de progreso, sucumben ante crisis globales y extremismos, dando paso a la consolidación de Estados autoritarios que recurren a la violencia como instrumento de control.
El análisis de Gray resuena con lo que observamos no solo en Ecuador, sino en múltiples rincones del mundo. El sistema democrático, que alguna vez aspiró a ser un modelo inclusivo y protector, está siendo minado por fuerzas que lo transforman en un Leviatán moderno: un poder omnipresente que no solo regula, sino que controla, oprime y subyuga. La promesa de una democracia que protege derechos y promueve la justicia parece desmoronarse ante el avance de un autoritarismo disfrazado de estabilidad.
Este retroceso es sombrío y desesperanzador, pues no solo amenaza el equilibrio social, sino que socava las bases de lo que entendemos como libertad. ¿Estamos ante el fin de las democracias liberales? La respuesta aún está por verse, pero lo que parece claro es que el regreso a los Leviatanes de Gray ya no es solo una posibilidad, sino una amenaza real. En Ecuador, tanto bajo el autoritarismo de figuras como Correa, como ahora con el gobierno de Noboa, las fachadas democráticas manipulan las reglas del juego para garantizar el control absoluto del poder.
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