Los ecuatorianos iniciamos el nuevo año 2025 asediados y enfrentando diferentes enemigos: desde la inseguridad de la delincuencia común hasta las de grandes mafias enquistadas en el poder, que por un lado torpedean la estabilidad democrática y por otro permiten a los grupos delictivos mantener su fuerza y privilegios, llegando a cometer execrables crímenes.
Los órganos de control de la justicia, salvo excepciones, no son lo suficientemente probos para colaborar con las instituciones de control directo: la fuerza policial y las fuerzas armadas deben (re)programar sus objetivos continuamente para hacer frente a este enemigo organizado nacional e internacionalmente, identificando al propio personal infiltrado por las mafias.
El poder económico y político tras anacrónicas ideologías, no se percatan aún que el mundo está cambiando y nuevos sistemas de producción y poder están emergiendo, nos mantienen aferrados a viejas pugnas entre una pseudo-izquierda y todos los demás, donde se encuentran desde pseudo-capitalistas hasta la misma pseudo-izquierda aupada en candidatos que buscan restarle votos; todo esto amparado en una Constitución construida para generar caos y protección a las mafias.
Es menester librarnos de esta execrable dualidad y dejar de defender personas, para concentrarnos en la realidad buscando las mejores estrategias para poder superarla: inseguridad, electricidad, producción y atención a la salud, educación y alimentación de los compatriotas más vulnerables, lejos de la confrontación y el robo a las arcas, como ha sido y es la costumbre.
Las nuevas elecciones, producto de esa Constitución espuria que habrá que cambiarla contempla 5 poderes que quiebran la estabilidad y hacen el juego a las mafias, será el evento más importante para la democracia en los próximos años: o nos salvamos todos o zozobramos todos, es un punto de inflexión.
Los electores necesitamos mucha perspicacia antes de consignar el voto en febrero, para descubrir tras falsos discursos y falsas promesas, cuales son las verdaderas intenciones de los postulantes: favorecer el actual estado de caos para pescar a río revuelto o la recuperación de los sistemas de control anti-delincuencial, restablecimiento de los sistemas básico para la vida: electricidad, suficiente agua, y manejo adecuado de los recursos.
Recordar siempre: el poder (económico, político o ideológico), es como el agua en los cultivos: la escasez nos mata y el exceso nos pudre. ¡Feliz año 2025, viva la esperanza!.
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