Se alza el telón: las elecciones ecuatorianas inician

Ene 5, 2025

Por Heidi Galindo

El escenario está montado, los reflectores encendidos, y el espectáculo electoral del 2025 promete un despliegue de ilusiones, piruetas discursivas y acrobacias políticas. En un país sumido en una crisis económica, ética y política, las elecciones parecen más un circo que un ejercicio democrático. Promesas de cambio y cifras infladas ocupan el centro del show, mientras los videos breves, de menos de cinco minutos, se imponen como clave para captar la efímera atención del electorado. Pero, ¿cómo hemos llegado a este punto?

La política debería ser un espacio de acción y libertad, una herramienta para transformar la realidad. Sin embargo, vivimos en una sociedad donde buena parte de la ciudadanía está sumida en el placer inmediato del “like” y su dopamina, en lugar de involucrarse activamente en su entorno. Esta actitud refleja un vacío ético que reduce el acto político a una simulación, alejándonos del ideal aristotélico del zoon politikón, el ser político por naturaleza destinado a participar y deliberar.

Este adormecimiento crítico de la población no es un accidente, sino una estrategia deliberada para evitar que el pueblo cuestione privilegios, exija transparencia o demande un sistema más justo. Como señalaba Zygmunt Bauman, vivimos en una era donde la política ha perdido su poder real, cediendo espacio a oligarquías económicas y otros poderes fácticos que moldean el discurso colectivo. Una ciudadanía despolitizada y entretenida siempre será más fácil de controlar.

En este escenario, algunos optan por ejercer su derecho al voto nulo, pero no exentos de crítica. Si habitáramos la sociedad descrita en el Ensayo sobre la lucidez de José Saramago, donde un pueblo entero vota nulo como acto consciente y fundamentado, este sería una herramienta de resistencia, no de indiferencia o apatía. Los ciudadanos saramaniegos eran capaces de recitar la constitución y ejercían una rebeldía lúcida frente a un sistema que no ofrecía alternativas genuinas. Pero, ¿cuántos de quienes afirman votar nulo lo hacen con ese nivel de reflexión?

Sin la acción consciente del electorado, la esfera pública se vacía de sentido. La sociedad enfrenta una disyuntiva: aceptar el circo como norma o recuperar la política como herramienta de transformación. Dejar de ser espectadores y convertirnos en actores conscientes es la única vía para que la política deje de ser un espectáculo vacío y se convierta en un verdadero instrumento de cambio.



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