Libertades (todas) con límites

Ene 2, 2025

Por Jorge Gallardo

Me cuesta aceptar que bajo el escudo de la libertad de expresión o de cultura liberal cualquier acto de odio y la apologética de este no sea objeto de sanción y ni siquiera de cuestionamiento como algunos proclaman. De hecho, la línea que divide la tolerancia y la intolerancia, bajo el argumento señalado, podría no solamente ser invisible sino inexistente, por ejemplo, cuando los actos tengan que ver con xenofobia, racismo, fanatismo religioso, etcétera, ya que siempre habrá quien los fundamente y justifique, con lo cual todo está muy bien. ¿O no?

Un grupo musical quiteño, cuyos miembros hacen honor al nombre que lleva, Mugre Sur, en las fiestas capitalinas, contratado por el municipio local, dedicó una canción “al 52% de florindos hijos de p,,,, que como líder tienen un cartón” y pidieron que “¡Quemen a ese hijuep… (porque) Llegó la hora cero y viva el Ecuador”, y luego pasan a simbolizar un ahorcamiento de la imagen, encapuchada, del presidente de la República”. ¿Qué tal si en lugar de dedicarle “al 52% de los florindos” -que es reconocer, por lo demás, que son mayoría en el país-, la canción era para al alcalde Muñoz, lo representaban de cualquier forma; lo ahorcaban y lo quemaban? ¿Había la presentación?

Periodista que soy, jamás he aceptado que la libertad de expresión no tiene límites. No creo, además, que la expresión cultural y la libertad artística (en sus más diversas manifestaciones) no tengan límites. Si fueran ilimitadas habría que dejar sin ningún valor el honor, la raza, la religión, la homofobia y todo aquello que, con o sin razón, se condena. En el caso de la libertad de expresión se dice que “su majestad y su grandeza se justifican en su construcción de un mundo mejor, hacia el bien público, hacia el interés colectivo. Su aplicación no puede sustraerse del respeto y guarda de otros derechos y libertades”.

No tiene que haber censura previa, tiene que haber conocimiento total de cuáles son los límites de las libertades que, “siendo un derecho inalienable de los pueblos” no son coartadas cuando se entiende que no es admisible la estigmatización y deshumanización bajo el paraguas del odio político, las olas migratorias, el color de la piel, la creencia religiosa. Que el grupo musical en cuestión o cualquier otro, lo mismo que cualquier persona o colectivo social, “esparza pólvora” con sus palabras, escritos y gestos “contra las fallas de sistema social, la corrupción y la hipocresía humana”, no está mal. Pero agredir, insultar, vejar, incitar al caos y a la violencia, no está bien.

¡Cuidado defensores de las libertades sin límites! Su promoción y fomento, más pronto que tarde, las vuelve incontrolables y deja en el aire el axioma que tu derecho termina donde comienza el del otro. Los tiempos son difíciles sí, pero nada justifica violentar la libertad. Como ayer, hoy y siempre debe tenerse presente que el “respeto al derecho ajeno es la paz”.



0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



Te puede interesar


Suscríbete a nuestro boletín



Lo último