La incertidumbre sigue envolviendo el caso de los cuatro menores desaparecidos en Guayaquil. Este domingo, 29 de diciembre de 2024, la Fiscalía General del Estado aclaró que aún no existen resultados definitivos sobre la identidad de los cuerpos calcinados hallados en Taura, descartando las afirmaciones que circulan en redes sociales sobre su posible vínculo con los adolescentes.

En un comunicado oficial, la Fiscalía enfatizó: “Las pericias de identificación continúan, motivo por el cual no se ha emitido ninguna confirmación al respecto”. Esto tras la viralización de información que sugería que brackets y huellas dactilares confirmarían la identidad de las víctimas.

Sin embargo, el estado de los cuerpos ha dificultado las pruebas antropológicas y dactilares, según explicó el abogado Fernando Bastias, representante de las familias. Incluso, un forense solicitó información odontológica clave, pero esta no pudo ser proporcionada debido a la ausencia del odontólogo encargado.

El abogado también reveló que las familias han sido informadas de que las pruebas dactilares eran imposibles debido al avanzado estado de calcinación de los restos. La Fiscalía llamó a manejar la información con responsabilidad y aseguró que solo se darán detalles a las familias cuando los resultados sean concluyentes.

Josué e Ismael Arroyo, de 14 y 15 años, junto a sus amigos Saúl Arboleda (15) y Steven Medina (11), desaparecieron el 8 de diciembre tras ser retenidos por una patrulla militar en el sector del Mall del Sur, en Guayaquil.

Aunque los militares alegaron que dejaron a los menores “sanos y salvos” en Taura esa misma noche, los adolescentes lograron comunicarse con sus padres minutos después, implorando ayuda. Hombres en motocicletas los interceptaron y desde entonces no se sabe nada de ellos.

Este caso, que involucra a 16 militares y una serie de versiones contradictorias, ha despertado la indignación pública. Familias y colectivos exigen respuestas inmediatas, mientras que las autoridades aún no logran esclarecer el destino de los adolescentes.

La Fiscalía insiste en que entregará los informes respectivos únicamente cuando existan certezas sostenidas por las pericias. Sin embargo, el tiempo y la falta de respuestas claras mantienen a las familias de los menores en un estado de desesperación y angustia, exigiendo que no se oculte la verdad detrás de este caso que ha conmocionado a todo el país.