Las organizaciones mafiosas internacionales tienen como estrategia crecer y fortalecerse, con una mayor presencia territorial, además, ser influyentes, actores políticos y empresariales importantes. Su objetivo es estar inmunes a las actividades de control y vigilancia de las instituciones de seguridad del Estado y para esto buscan todas las formas posibles de involucrarse con la población e infiltrase en las instituciones que de alguna manera son funcionales para sus actividades ilegales.
Este accionar constituye un alto riesgo para esas entidades, donde por sus funciones específicas en el control de puertos; aeropuertos; seguridad carcelaria; control de actividades financieras; controles aduaneros; seguridad de fronteras; permisos para embarcaciones marítimas y exportaciones, entre otras actividades, siempre hay una autoridad o institución que regenta estos procesos y sus competencias.
Están muy bien identificadas por los grupos criminales y ellas quieren sacar provecho de las debilidades y vulnerabilidades institucionales.
En el Ecuador, mediante acuerdos políticos, se han fortalecido y han establecido ciertas zonas grises, donde el Estado les ha dejado actuar controlar en forma efectiva. Por ejemplo, las cárceles y ciertos sectores en las ciudades que tienen limitado el accionar policial, e incluso en zonas de Guayaquil, Durán, Esmeraldas, las provincias de Los Ríos y El Oro.
Pero también les resultó beneficioso la salida de la Base de Manta en 2009, poque nunca se pudo reemplazar la tecnología de vigilancia que utilizaba el FOL, con los aviones no tripulados UAV y radares obsoletos que por la inmensidad del mar territorial y espacio aéreo ecuatoriano dejaron zonas sin vigilancia efectiva. Eso permitió que estas mafias se fortalezcan e incrementen sus actividades, llegando a los niveles de hoy vemos y que fue denominada como la “paz silenciosa· por el portal especializado InSight Crime.
Ante este escenario la dinámica del crimen organizado y las economías ilegales no cesan. Están al acecho para incrementar sus actividades e incluso darles una fachada de legalidad, por lo que están infiltradas en importantes instituciones del Estado: Justicia, Fiscalía, FF.AA. (con casos puntuales), Policía Nacional, Aduanas, UAFE.
Tienen operadores en importantes ministerios y no se diga en la política, los gobiernos seccionales, tal como lo refieren los casos que se ventilan en las cortes y otras investigaciones en curso en la Fiscalía.
No podemos determinar los niveles de infiltración, pero si es peligroso porque se conocían casos en los niveles bajos y cada vez hay más en los mando medios y altos de las instituciones.
El Gobierno y sus instituciones de seguridad y control hacen un inmenso esfuerzo para mejorar las capacidades operativas y el sostenimiento operacional y logístico, pero esto puede difuminarse si hay elementos infiltrados que boicotean su accionar en forma reiterativa.
Es importante fortalecer de la Inteligencia y Contrainteligencia y los controles internos, como un verdadero sistema interrelacionado que permita asegurar las actividades de estas instituciones, a su personal, funcionarios.
Aquellos que estén evidentemente involucrados deben recibir todo el peso de la ley, sentando precedentes, sabemos que no es fácil. Pero es otra barrera que debe ser desplegada para reducir y degradar a las mafias que operan en Ecuador y que pueden seguir creciendo, si el Estado con sus instituciones no se fortalecen e implementan medidas de control efectivas.
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