Villancicos nacionales

Dic 19, 2024

Por Kléver Bravo

La fiesta de Navidad es un tiempo de compartir y un tiempo de celebrar el nacimiento de Jesús. Para esto, son los villancicos las melodías angelicales que reafirman el sentido de paz, de prosperidad y de calor familiar.

Según el significado etimológico, villancico es la “canción de la villa”. No existe una precisión en el origen, apenas se sabe que este tipo de canción popular apareció en el siglo XIII y que tomó la melodía navideña en España, allá por el siglo XVI, llegando a Latinoamérica en el siglo XVII, precisamente para celebrar la venida del Niño Jesús.

En cuanto a la música navideña nacional, nuestros villancicos tienen un aire combinado entre el sanjuanito, el albazo y la tonada. El más antiguo resulta ser Dulce Jesús mío, compuesto en Quito, a mediados del siglo XVIII, por el sacerdote franciscano Fernando de Jesús Larrea. De esta historia nos saltamos al siglo XX, tiempo de mayor producción musical navideña, teniendo como máximo exponente en la composición de este género al músico lojano Salvador Bustamante Celi (1876 – 1935), cuyo nombre lleva el conservatorio de música de la Centinela del Sur.

En cuanto a este compositor, se conoce que a Salvador Bustamante Celi la música había heredado de su padre, don Teodosio Bustamante Vivar, compositor y organista, y de su madre, doña Mercedes Celi Fernández, cantante. Estudió música desde niño con el maestro Miguel Agustín Cabrera, teniendo como instrumento favorito el piano. De joven era muy solicitado por el gobernador Virgilio Guerrero para apoyar con la música en las actividades sociales y culturales de la provincia. Años más tarde migró hacia Macará, donde fue maestro de capilla, luego tomó el camino rumbo a Lima. Allí perfeccionó su arte en temas como armonía, melodía, instrumentación, contrapunto y composición.

En 1910, cuando se presentó una amenaza de conflicto bélico internacional con Perú, Bustamante Celi regresó a Guayaquil para desempeñarse como organista de la Catedral y de la iglesia de San Francisco. Tres años más tarde regresó a Loja, su tierra natal, para dedicar todo su tiempo y entusiasmo a la producción musical reflejada en himnos, marchas militares, música popular y los tradicionales villancicos como: Ya viene el niñito, En brazos de una doncella, No sé niño hermoso, Venid pastores, La Virgen y San José, Lindo Niño, El leñador, Claveles y rosas, entre otros.

Este bello repertorio de villancicos nacionales -al que se suma el villancico Desde el alto cielo, del músico otavaleño Guillermo Garzón-, fue grabado en la casa disquera guayaquileña JD Feraud Guzmán, en 1961, con las voces de tres niños: Oswaldo, Luis y Juan Trujillo Echanique, conocidos como Los Pibes Trujillo, bajo la dirección y arreglos musicales del maestro Segundo Bautista, nativo de Santa Ana, cantón Salcedo.

Con la ausencia de los apagones, la Novena y todos los aires navideños de diciembre, los villancicos ponen el matiz de fe, esperanza y alegría. No podría ser de otra manera. Esto es Navidad: un espacio de paz y armonía en medio de tanto conflicto.



1 Comentario

  1. Fray Fernando de Jesús Larrea y Dávalos fue natural de Riobamba (documento en el Archivo de Indias Q288), hijo de Juan Dionisio de Larrea Zurbano Manrique De Lara y Camberos, nacido en Bogotá en 1676, y de María Tomasa Dávalos y Larraspuru, nacida en Riobamba en 1679. No se puede afirmar con certeza que escribió su novena “del Aguinaldo” al Niño Jesús en Quito. Fray Fernando murió en Cali en 1773 y su novena se imprimió en Lima en 1788.



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