Ecuador logró un nuevo acuerdo financiero que destinará aproximadamente 460 millones de dólares para la conservación de la Amazonía ecuatoriana, mediante el Programa Biocorredor Amazónico.
Esta iniciativa busca proteger y mejorar la gestión de 4,6 millones de hectáreas de áreas protegidas, además de preservar 1,8 millones de hectáreas de bosques y humedales, junto a 18,000 kilómetros de ríos.
El canje de deuda por naturaleza comenzó a concretarse a principios de diciembre y se finalizó este martes. La organización ambientalista estadounidense The Nature Conservancy, con el apoyo de la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (DFC), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Bank of America, facilitó la operación.
Este es el primer canje de deuda destinado específicamente a la Amazonía y el primero enfocado en conservación terrestre y agua dulce, tanto para Ecuador como para The Nature Conservancy, que previamente apoyó operaciones similares para la conservación marina en otras regiones del mundo.
A través de este canje, Ecuador recompró bonos soberanos de 2020 por aproximadamente 1,000 millones de dólares, de un valor inicial superior a 1,500 millones. A cambio, emitió un bono de mayor plazo (hasta 2041) y mejores condiciones, adquirido por los patrocinadores del programa de conservación.
En total, se estima que la operación generará más de 800 millones de dólares en ahorros fiscales netos para Ecuador hasta 2035.
A cambio, se destinarán 23,5 millones de dólares anuales durante 17 años, de los cuales 19 millones se invertirán en el Programa Biocorredor Amazónico y 4,5 millones financiarán una dotación que generará rendimientos adicionales proyectados en 137 millones de dólares para 2041.
El financiamiento será administrado a través de un nuevo fondo fiduciario independiente, el Fondo del Biocorredor Amazónico (Fondo BCA), que contará con la participación de una junta directiva local, integrada por representantes del gobierno, pueblos indígenas, comunidades locales, académicos y sectores financieros.
Además, los pueblos y nacionalidades indígenas tienen un papel importante en el diseño y ejecución del programa, para asegurar que sus derechos y bienestar sean respetados.
Este esquema financiero es similar al realizado por Ecuador el año pasado para la conservación marina en las Islas Galápagos, a través de un canje de deuda que también incluyó la participación de organismos internacionales y organizaciones ambientales.
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