La polarización política cumplirá 19 años en Ecuador

Dic 10, 2024

Por Rodrigo Jordán

Sí, aunque no parezca, la dicotomía política, correísmo versus oposición de derecha, está cerca de cumplir 20 años entre los ecuatorianos.

Si hacemos un poco de historia, todo nació el 26 de noviembre del 2006 cuando, repentinamente, un nobel político guayaquileño de 43 años ganó en las urnas la presidencia de la república evocando fuertes ideas de izquierda.

La verdad, muchos pensaban que este fenómeno social terminaría al elegir el mandatario para el período presidencial número 90 del Ecuador, los próximos 9 de febrero y 13 de abril del 2025. Pero esto no será así: la polarización política sigue más vigente que nunca.

Al analizar los resultados oficiales de las últimas seis elecciones presidenciales, desde el 2006 al 2023, el partido del ex presidente, Rafael Correa, ha sido protagonista al vencer cuatro veces y ocupar el segundo lugar en votación en dos ocasiones.

Y si revisamos el promedio de resultados de todas las encuestadoras de cara a los comicios de primera vuelta del próximo 9 de febrero, la tienda política de Rafael Correa parece que, nuevamente, será finalista, esta vez, junto al actual jefe de estado, Daniel Noboa, quien busca la reelección.

Entonces, si la polarización política en Ecuador está cerca de cumplir 19 años, nos preguntamos, ¿qué efectos ha tenido está en el desarrollo de nuestra democracia y en la capacidad del estado en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos?

A nuestro criterio estas son las preocupantes consecuencias de que en Ecuador exista hoy una profunda división bipolar en el ámbito electoral:

  1. Debilitamiento de la democracia. – La polarización política no permite la creación y consolidación de una saludable diversidad de tiendas políticas con apoyo popular. Los votantes se alinean a una de las dos posiciones dominantes y el resto de partidos registran escasísimas adhesiones ciudadanas y viven sin influencia social. Además, el país reduce su capacidad de diálogo y de alcanzar consensos; baja la gobernabilidad, sube la conflictividad social y aumenta la desconfianza en las instituciones públicas.
  2. Reducción en la capacidad de un estado para mejorar la vida de las familias. – La polarización genera constantes pugnas entre los poderes estatales y crece el veto político, cuando se proponen iniciativas de progreso social, únicamente, por razones partidistas, sectarias e ideológicas. Este fenómeno se ejemplifica en la relación Poder Ejecutivo y Asamblea Nacional, dos entidades, que debido a la bipolaridad, casi nunca logran trabajar juntos por causa del dominio de dos partidos dominantes y antagónicos.
  3. Se impulsa la creación de caudillos. – La polarización crea una fábrica de líderes fuertes y de larga vigencia. Fomenta en los gobiernos una baja tolerancia a la crítica o discrepancia política, institucional y social. La comunidad se fragmenta y aumenta la desinformación en la opinión pública.
    Obviamente todas esta consecuencias, no son patrimonio único de Ecuador, lo podemos ver ahora en países desarrollados como Estados Unidos, España o Alemania.

Pero lo más importante es que los ecuatorianos sepan que este fenómeno social existe y tiene consecuencias muy graves. Por ello, en el caso local, es urgente una reforma integral a nuestro sistema de partidos. La pregunta es ¿quién lo hará?



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