La seguridad es una de las acciones y responsabilidades de un Estado que le permite brindar a la ciudadanía una convivencia de paz, armonía y desarrollo, con el propósito de construir una sociedad justa y ordenada. Por supuesto, esto sería lo ideal, pero para los ecuatorianos se nos vuelto una quimera tener esa seguridad para nuestra población, porque estamos azotados por las bandas criminales, ligadas fundamentalmente al negocio del tráfico de drogas y economías ilegales.

Entonces, ¿cómo podríamos construir la sociedad que deseamos? ¿Será que la responsabilidad es solo de un Gobierno? Definitivamente no, la seguridad debe ser integral y en ella confluyen varios actores de una forma u otra como la sociedad, el Estado, los medios de producción, los medios de comunicación, escuelas, colegios universidades, agremiaciones deportivas y culturales y el actor principal el Gobierno, entre otros.

Lo importante es cultivar una cultura de seguridad que inicia en los hogares, en todos los niveles de la educación, además es fundamental que la población tenga acceso a un buen sistema de salud y a oportunidades laborales.

En esta cultura, la prevención contra el uso de drogas tiene que ser el eje primordial en las políticas públicas, con programas que incluyan deporte y cultura como gestores principales para el desarrollo de nuestra juventud. En esto los gobiernos municipales tienen una inmensa responsabilidad, porque deben dotar de infraestructura suficiente a las ciudades y poblaciones, ejecutar programas sociales y deportivos en todos los niveles que permitan a la niñez y juventud disponer de actividades sanas para evitar que sean presa del microtráfico, el consumo de drogas y la criminalidad.

Algo muy importante es el levantamiento de escenarios para determinar el nivel de deterioro del tejido social en el país, las áreas donde tiene mayor connotación este deterioro e intervenir mediante programas sociales gubernamentales, para recuperar a la sociedad evitando que muchos ciudadanos sean víctimas de la violencia e incorporar las actividades de desarrollo y bienestar e ir hacia una sociedad sana.

Está muy bien el fortalecimiento de las capacidades de Fuerzas Armadas y Policía Nacional, pero también se deben fortalecer el Sistema de Inteligencia Nacional, la Ciberseguridad, la UAFE, las Aduanas, dotándoles de capacidades con la última tecnología que permitan la anticipación a las actividades de las mafias narcodelictivas que operan en el país.

Pero, además, es importante mantener y fortalecer convenios internacionales de cooperación en las áreas de seguridad y desarrollo social fundamentalmente, porque el efecto de la violencia le está pagando la sociedad, especialmente las poblaciones de mayor vulnerabilidad por la falta de atención de los gobiernos.

Es posible que Ecuador pueda salir avante de esta situación en la que hoy nos encontramos, pero haciendo las cosas que debemos hacer y tomando las decisiones adecuadas, a veces duras. Sin embargo, ante la crisis no tenemos otra salida, estas políticas deben ser sostenidas y consensuadas con los sectores involucradas y con la participación y compromiso de todas las instituciones del Estado, así como la ciudadanía. Es una crisis compleja con muchos actores e intereses, pero lo primordial será tener un Gobierno serio y comprometido con los intereses del país y de sus ciudadanos, con liderazgo firme y que tome las decisiones en función de las mayorías, con el propósito común, de recuperar el país de paz que fuimos hace algún tiempo.