Este 5 de diciembre, Quito festeja sus 490 años de fundación con actividades que mantienen vivas sus tradiciones: juegos de 40, paseos en chiva, canelazos, desfiles y, cómo no, la característica sal quiteña. Pero, ¿qué significa exactamente este término?
La sal quiteña no es un condimento de cocina, sino el humor único de los quiteños, una mezcla de picardía, sarcasmo y creatividad verbal que se vive especialmente en épocas festivas. Alejandro López, cronista de la ciudad, la describe como “la agilidad mental para hacer un comentario oportuno, sarcástico e irónico. Es la habilidad de poner apodos y burlarse con elegancia”.
Esta forma de humor tiene raíces profundas en la historia capitalina. Durante el siglo XX, Quito se dividía entre el formalismo del día y la bohemia de la noche. Las fiestas, las serenatas y los romances de antaño, inmortalizados en canciones como La Tuna Quiteña, reflejan esta dualidad.
El legado de ‘Don Evaristo’
Un ícono de la sal quiteña es Don Evaristo, personaje creado por Ernesto Albán, quien simbolizó al típico quiteño: ingenioso, pícaro y con un humor refinado. Sus frases como “El quiteño no se atrasa, solo llega a su hora, que siempre es después de la hora” resumen perfectamente este espíritu.
Aunque Albán ya no está, su legado vive en caricaturas y en el recuerdo colectivo, siendo un modelo de lo que significa ser un chulla quiteño.
¿Sigue viva la sal quiteña?
Según López, esta tradición persiste, aunque con cambios. Los barrios tradicionales y las ligas barriales son espacios donde aún se escuchan bromas y dichos que reflejan el carácter quiteño. Sin embargo, las nuevas generaciones enfrentan la influencia de otros lenguajes y culturas, lo que ha reducido el uso de expresiones con raíces indígenas o quiteñismos clásicos.
Aun así, personajes contemporáneos como Jalál Dubois han llevado la sal quiteña a nuevas audiencias, demostrando que esta esencia humorística puede evolucionar sin perder su autenticidad.
Con este legado cultural en mente, la invitación es clara: ¡Que viva Quito y que la sal quiteña siga siendo parte del alma de la ciudad!
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