Con el propósito de alcanzar oro y poder, y sin el permiso del principal conquistador Francisco Pizarro, el capitán Sebastián de Benalcázar tomó el camino rumbo norte desde San Miguel de Piura, actual territorio peruano. Al llegar a tierra cañari, este pueblo aborigen ofreció a Benalcázar su alianza, sus guías y sus hombres como soporte a los 200 españoles, 120 a caballo y el resto a pie. En el mes de julio de 1534, este ejército se enfrentó en combate encarnizado con las tropas de Rumiñahui, era la batalla de Tiocajas, en las cercanías del actual cantón Guamote. Al decir de esta batalla campal, los soldados de Rumiñahui emprendieron la retirada, en vista de que, en medio del combate, el volcán Tungurahua entró en plena erupción, pues ellos pensaban que se venía un castigo de los dioses.
A finales de julio, Benalcázar recibió la noticia de la llegada de su compadre, Diego de Almagro, con quien llegaron a lo que hoy es Cajabamba, actual provincia de Chimborazo. Al tener noticias de la llegada de Pedro de Alvarado con tropas indígenas de Centroamérica, Diego de Almagro adelantó la fundación de la villa de Santiago de Quito, en las cercanías de la laguna de Colta; esto, para evitar una guerra civil entre los conquistadores a razón de una disputa de territorio. Varias figuras de la historiografía ecuatoriana, Ricardo Descalzi, Jorge Salvador Lara o Juan Paz y Miño, dan a entender que la fundación de Quito se llevó a cabo el 15 de agosto de 1534, de acuerdo a las actas de cabildo de aquella época.
Tras varias negociaciones entre Almagro y Alvarado, estos dos marcharon hacia Perú; pero antes, nombraron a Benalcázar como teniente gobernador de Quito, delegando a este la fundación definitiva de la villa de San Francisco de Quito el 28 de agosto de 1534.
¿Y qué pasó el 6 de diciembre de 1534?
Ese día, Benalcázar hizo su entrada a la ciudad quitu – inca que se encontraba en escombros, pues así dejó Rumiñahui a este poblado nativo, ya que el líder indígena pillareño pretendía no dejar nada en pie a favor de los conquistadores. Ese día, también, fueron nombrados como alcaldes Juan de Ampudia y Diego de Tapia. Como regidores, fueron nombrados Pedro de Puelles, Juan de Padilla, Rodrigo Núñez, Pedro de Añasco, Alfonso Hernández, Martín de Utreras, Juan de Espinosa y Melchor Valdez. El 20 de diciembre de ese mismo año, se realizó el trazado urbano de la nueva villa, asignando un solar a cada español.
Desde esa fecha, Quito se convirtió en el centro de operaciones de los españoles y punto de partida para otras expediciones, nuevas fundaciones y memorables misiones evangelizadoras. Al respecto, hemos de recordar que el mismo Benalcázar salió hacia el norte, tiempo después, para fundar Pasto Popayán y Cali.
A los 490 años de fundación de nuestra capital de Ecuador, es justo celebrar este magno episodio desde el punto de vista histórico. Y después de recorrer estas memorias, vale decir a todo pulmón ¡Viva Quito!
Estimado amigo:
Se le han escapado varias inexactitudes en su texto. el 15 de agosto de 1534 se fundó Santiago de Quito por Diego de Almagro; el 28 del mismo mes y año San Francisco de Quito, por Diego de Almagro. La primera población permaneció, al contrario de lo afirmado por F. González Suárez, existe documentación sobre este hecho. La opacidad sobre Almagro se debe a su sangrienta disputa con Francisco Pizarro, de allí la luz sobre Benalcázar.
Nota: No he sabido que Juan Paz y Miño se haya dedicado a la Historia de la Epoca Hispánica.
Con un cordial saludo.
edificante artículo