Con más de 53 millones de viajes en su primer año de operaciones, el Metro de Quito se ha consolidado como un eje central en la movilidad de la capital ecuatoriana. Este sistema subterráneo único en el país ha logrado avances notables en eficiencia, sostenibilidad, desarrollo económico y seguridad ciudadana.
El Metro, con 22 kilómetros de extensión que conectan el norte y el sur de la ciudad, registró su mayor afluencia el 22 de noviembre, cuando alcanzó más de 222 mil viajes en un solo día. Su operatividad ha sido clave en momentos críticos, como los cortes eléctricos, posicionándose como una alternativa confiable.
En términos de accesibilidad, el 42 % de los usuarios utilizan medios digitales como la Cuenta Ciudad, cédulas o aplicaciones móviles, facilitando el ingreso al sistema.
Además, los ciudadanos califican con un sobresaliente de 9,3 sobre 10 la seguridad dentro del Metro, destacando la efectividad de iniciativas como “Cero Acoso”, que ha generado una sensación de tranquilidad en más del 94 % de las mujeres usuarias.
El impacto del Metro va más allá de la movilidad, contribuyendo a la economía local. En el Centro Histórico, los ingresos de comercios han aumentado hasta un 30 % gracias a la mayor afluencia de visitantes.
A esto se suma su aporte ambiental, evitando la emisión de más de 65 mil toneladas de gases contaminantes, y promoviendo una reducción de la huella de carbono en Quito.
Asimismo, el sistema ha fomentado la inclusión cultural y educativa, distribuyendo más de 15 mil libros gratuitos, realizando actividades pedagógicas con miles de estudiantes y dotando de Wi-Fi gratuito a sus 15 estaciones.
El Metro de Quito, representado por el icónico símbolo del Gallito de la Catedral, se ha convertido en un pilar de la identidad capitalina y en un modelo de convivencia ciudadana, con miras a seguir transformando la ciudad en los próximos años.
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