Un justiciero que cabalgaba por las llanuras del viejo oeste en busca de la verdad y la justicia, el llanero solitario, nació en radio, se hizo famoso en libros y terminó en el cine y la televisión. Ahora tenemos un nuevo llanero solitario que lucha contra los forajidos de la política ecuatoriana. Se llama Juan Esteban Guarderas.
Confieso que me defraudó cuando salió en ayuda de Daniel Noboa en su cruzada contra la vicepresidente Abad. Le acusa de haber hecho campaña anticipada, hace una década, cuando era candidata a una alcaldía. Parecía un embuste esta justicia histórica cuando los dos candidatos principales hacen ahora campaña anticipada con total impunidad. Pero he cambiado.
Guarderas pretende obtener sanción, por primera vez, para algunas infracciones que están escritas, pero nadie las lee. Campaña anticipada, control del gasto electoral, proselitismo político de funcionarios públicos, filiación partidista de funcionarios que por ley deben ser independientes, inauguración de obras como campaña electoral. Contra todas estas infracciones ha luchado con éxito.
Ahora tiene más poder en el CPCCS y el correísmo quieren destituirle con un juicio político. Con la censura lograrán la mayoría de ese Consejo porque sería reemplazado por el abogado de Jorge Glas. Le han ofrecido abandonar el juicio si abandona el caso de la vicepresidente.
Esta propuesta demuestra que la madre del cordero es la liberación de Glas y quieren conseguirla con un posible indulto de Abad o mediante mayoría en el Consejo de Participación Ciudadana que designará el nuevo Fiscal, Consejo de la Judicatura, Consejo Nacional Electoral y Tribunal Contencioso Electoral.
Un objetivo no alcanzado por el llanero solitario era la remoción de Diana Atamaint, presidenta perennizada en el CNE por manipulación de los partidos políticos. Juan Esteban Guarderas ha cometido la imprudencia política de tomar en serio las leyes, ojalá que los ecuatorianos cometan la imprudencia política de premiar su gestión.
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