Los servicios de inteligencia militar de Ucrania han acusado a Rusia de recibir un significativo envío de apoyo de Corea del Norte, que incluye 100 misiles y cinco millones de proyectiles, como parte de la cooperación en el conflicto bélico en curso. Este suministro de armamento fue confirmado el 29 de noviembre de 2024 por el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Kiev, que detalló la inclusión de sistemas autopropulsados M-1989 y M-1991 de 170 milímetros, así como misiles KN-23.

Según los expertos ucranianos, muchos de los componentes de estos misiles y proyectiles están fabricados con piezas electrónicas provenientes de China, Estados Unidos, Japón, el Reino Unido y Suiza, lo que resalta la necesidad de reforzar los controles sobre el comercio de tecnología y piezas militares. El impacto de estos misiles ya se ha dejado sentir, pues se responsabiliza a los proyectiles norcoreanos de la muerte de varios civiles ucranianos en Kiev, con víctimas reportadas el 2 de junio y el 11 de septiembre.

El envío de estos sistemas armamentísticos pone de relieve la creciente colaboración entre el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un. Esta alianza no solo implica el intercambio de armamento, sino también la participación directa de tropas norcoreanas en el conflicto. Recientemente, más de 10,000 soldados de Corea del Norte fueron enviados a campos de entrenamiento en Rusia, y algunos de ellos han sido desplegados en el frente de guerra en Ucrania, particularmente en las regiones fronterizas de Kursk y Bélgorod.

El respaldo de Corea del Norte a Rusia ha generado fuertes reacciones internacionales. El presidente francés, Emmanuel Macron, condenó de manera rotunda esta “escalada inaceptable” y la “cooperación creciente” entre Moscú y Pyongyang. Además, reafirmó el compromiso de Francia con el apoyo a Ucrania, un mensaje que fue respaldado por Alemania, cuyo canciller, Olaf Scholz, también reiteró su apoyo militar a Kiev, enfocándose en reforzar la capacidad de defensa aérea del país ucraniano.

Este reforzamiento de las relaciones entre Rusia y Corea del Norte subraya la implicación de actores de Asia del Este en un conflicto europeo, marcando un giro significativo en las dinámicas de seguridad internacional.