“La energía es el motor de la economía. Menos energía significa menos eficiencia, menos empleo y menos competitividad. Al final del año 2024, el país podría registrar pérdidas de aproximadamente 10.000 millones de dólares”, afirmó Andrés Albuja, analista, al referirse a las consecuencias de los racionamientos de energía eléctrica que enfrenta el Ecuador.
Según estimaciones para el segundo semestre de este año, la economía podría contraerse alrededor del 2,2 %, una cifra influenciada por los apagones. Esto podría calificarse como un “efecto COVID 2024”, que implicaría una pérdida de entre 6 y 7 puntos porcentuales del producto interno bruto (PIB).
“Será una contracción económica muy fuerte”, aseguró Albuja.
El analista añadió que el país enfrenta un serio problema de crecimiento económico. Mientras Ecuador ha registrado una tasa de crecimiento anual promedio del 1 % en los últimos cinco años, el mundo ha crecido al 3 % durante el mismo período.
Este bajo desempeño económico, según Albuja, responde a múltiples factores: la pandemia de COVID-19, la muerte cruzada, la guerra en Ucrania, la crisis energética y el aumento de la delincuencia.
¿Optimismo desmedido del Ejecutivo?
Consultado sobre si esta situación contrasta con el optimismo del Ejecutivo en materia económica, Albuja señaló que las declaraciones oficiales responden a un contexto de campaña electoral.
“El marketing político intenta crear una realidad paralela. Pero no se puede tapar la crisis económica con un dedo: la realidad se vive en todos los estamentos de la sociedad. Por eso cada vez más personas migran y se cierran negocios”, subrayó.
La crisis, según Albuja, tendrá consecuencias graves para las finanzas del país. Se proyecta un déficit de 12.000 millones de dólares, equivalente al 10 % del PIB, para el Presupuesto General del Estado de 2025.
“Se está gastando más de lo que ingresa; el hueco fiscal es cada vez mayor”, resumió.
Medidas urgentes
Para Albuja, el Gobierno debe adoptar medidas concretas para enfrentar la crisis económica. La primera sería el uso de la reserva monetaria internacional.
“No solo es posible usar esos recursos, sino que es necesario. Liberar alrededor de 3.000 millones de dólares podría darle liquidez a la economía”, argumentó.
Sobre la idea de que las reservas internacionales son esenciales para salvaguardar la dolarización, Albuja expresó su desacuerdo.
“Eso es falso. El país ha sobrevivido con reservas que representan una tercera parte de lo que tenemos actualmente”, afirmó.
La segunda medida, según el analista, es una reforma tributaria que alivie la carga sobre la clase media.
“Es urgente y prioritario bajar la carga impositiva, reduciendo el IVA al 10 % para dinamizar la economía”, sugirió.
Finalmente, señaló que la política financiera también debe ajustarse.
“Es prioritario disminuir las tasas de interés. Este es un paso clave para reactivar la inversión y el consumo”, concluyó.
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