En lo que va del 2024, al menos 16.600 menores de edad han sido detenidos en Ecuador por participar en actos violentos como sicariatos y asesinatos, bajo el mando de bandas narcocriminales.
A criterio del sociólogo Javier Gutiérrez, director de la Misión Alianza Noruega en Ecuador, el reclutamiento de niños por grupos criminales responde a factores estructurales como la pobreza extrema, la exclusión social y la falta de protección estatal.
En ese sentido, considera que reducir la edad para juzgar a menores como adultos y aumentar las penas no cambiará la situación si no se atacan las condiciones que llevan al reclutamiento, enfatiza. Para él, las soluciones punitivas tienen efectos temporales que eventualmente desaparecen, como se ha observado en otros países de América Latina.
Gutiérrez subraya que es vital trabajar en medidas que transformen las condiciones de vida de los menores en situación de vulnerabilidad. Esto incluye:
- Fortalecer la justicia y la protección estatal para evitar la impunidad.
- Atender las causas profundas como la exclusión social, la violencia intrafamiliar y la falta de oportunidades.
- Diseñar programas de rehabilitación reales y efectivos, diferenciando entre menores recuperables y aquellos con daños irreversibles.
- Crear centros especializados para tratar a menores infractores, evitando mezclarlos con adultos en las cárceles, que hoy son “centros de perfeccionamiento del crimen”.
Y es que advierte que el sistema actual reproduce la violencia: un joven de 15 años condenado a 26 años de prisión no encontrará rehabilitación, sino una “escuela del crimen” en las cárceles ecuatorianas.
“Es un problema nacional que requiere una respuesta integral”, afirma Gutiérrez. Familias, Estado, sociedad civil y sector privado deben unirse para ofrecer alternativas de desarrollo a niños y adolescentes que hoy solo ven en el narcotráfico una vía para salir del hambre.
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