Erik y Lyle Menéndez, condenados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres en 1989, volverán a presentarse ante la Corte Superior de Los Ángeles este lunes. La audiencia preliminar, que inicia a las 10:30 a.m. hora local, es parte de un esfuerzo legal para revisar sus sentencias y evaluar si se mantiene en agenda la audiencia de resentencia programada para el 11 de diciembre.

Los hermanos, encarcelados desde su condena en 1996, participarán virtualmente desde la prisión de San Diego. Durante la sesión, se abordarán aspectos procesales clave, como la posibilidad de reducir sus condenas a 50 años con opción a libertad condicional, una recomendación realizada en octubre por el exfiscal George Gascón.

Un caso que sigue atrayendo atención mediática

El caso Menéndez ha recobrado interés gracias a producciones televisivas recientes que exploran denuncias de abuso sexual por parte de su padre, José Menéndez. Según los defensores, estas pruebas, junto con el comportamiento ejemplar de los hermanos en prisión, justifican la reconsideración de sus sentencias.

En un contexto de alta expectación pública, la audiencia de este lunes contará con estrictas medidas de seguridad. Solo 16 asientos estarán disponibles para el público, asignados mediante sorteo, y no se permitirán cámaras ni dispositivos electrónicos dentro de la sala.

Lo que está en juego

El juez Michael Jesic, quien preside el caso, determinará si procede la audiencia de resentencia de diciembre. Esta sesión podría marcar un giro en la vida de los hermanos, quienes han pasado más de tres décadas tras las rejas.

Aunque el exfiscal Gascón recomendó una reducción en sus condenas, su sucesor, Nathan Hochman, deberá decidir si respalda o rechaza esa propuesta, lo que podría influir en el desarrollo del caso. Además, el gobernador de California, Gavin Newsom, tiene la opción de otorgar clemencia, aunque su decisión se mantiene en espera hasta que se complete la revisión judicial.

Esta audiencia preliminar, aunque no definirá el destino inmediato de los Menéndez, representa un paso crucial en su camino hacia una posible liberación. El caso sigue siendo un ejemplo emblemático de cómo las denuncias de abuso y las dinámicas familiares complejas pueden influir en el sistema judicial.