Ecuador pierde millones en sus bonos de carbono

Nov 23, 2024

Por Gabriela Fraga

Para nadie es secreto que Ecuador tiene un déficit fiscal de años y que con un Estado obeso. Sumar esto a las malas decisiones de los gobiernos de turno, como entregar anticipos de millones a empresas casi fantasmas, corrupción y sobreprecio, el resultado es obvio: una crisis económica eterna. Encima, la actual pérdida del sector productivo por los cortes de energía para vernos con cara de aquí no hay salida.

Además, tenemos el cierre del campo petrolero más productivo, fruto de una creciente demanda social por el cuidado ambiental. Esto sin tener soluciones para compensar esos ingresos. Es decir, el panorama se ve gris, por no decir negro.

Pero, sí hay una salida. Ecuador podría financiar el cuidado y protección ambiental a partir de la venta de bonos de carbono equivalente, como se hace en todo el mundo. Pero, para variar, la actual Constitución nos amarra de pies y manos. Como dice el dicho estamos sentados sobre una mina de oro y no lo aprovechamos.

Pero, ¿qué son los bonos de carbono y cuánto dinero representan?

Los bonos de carbono equivalente son un mecanismo para que las empresas o personas naturales puedan compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero, a través de la compra de éstos. Un bono-crédito de carbono equivalente se calcula por la cantidad de CO2 que se deja de emitir al mantener un bosque sin alteraciones, por ejemplo. De esta manera, se paga por su conservación y esos créditos le sirven a quien los compra para neutralizar su huella de carbono.

¿Cuánto cuesta un bono o crédito de carbono?

El mercado es libre. Aún cuando hay límites y regulación, los precios varían de acuerdo al país que lo emite. De acuerdo a investing.com, el valor de cierre hoy fue de $69,14 y, de acuerdo al Banco Mundial, está en $2,00. Es decir, el precio es variable, sin embargo, el promedio está sobre los $36,00 por crédito.

Y ¿cuántos bonos podría tener un bosque?

Cada bosque es diferente, pero se calcula una media de 60 a 240 toneladas de CO2 por hectárea en un bosque tropical y, entre 25 y 190 toneladas de CO2/ por hectárea en un bosque secundario. Saquen ustedes la cuenta de cuánto dinero estamos perdiendo por una Constitución que decidió que solo el Estado podía tener ingresos por los recursos naturales. Y lo peor de todo es que, además, sería un mecanismo de financiamiento y protección ambiental.

Pero aquí estamos peleando con la minería ilegal y quemando llantas sin ver la solución cuándo está en nuestras narices.



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