La guerra en Ucrania escaló a niveles alarmantes tras el ataque de Rusia a Dnipro con el misil hipersónico experimental Oreshnik, capaz de liberar múltiples ojivas y alcanzar velocidades de hasta Mach 11.
Este proyectil, disparado desde la base de Kapustin Yar, impactó una instalación militar ucraniana el jueves, según la Dirección de Inteligencia de Ucrania.
El presidente ruso, Vladimir Putin, justificó el uso del Oreshnik como represalia al empleo de misiles británicos y estadounidenses por parte de Ucrania, advirtiendo que los sistemas de defensa occidentales son inútiles frente a esta nueva tecnología.
En un tono belicoso, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, responsabilizó a Occidente por “provocar” a Moscú al armar a Kiev.
Por su parte, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, insinuó que los misiles avanzados utilizados por Ucrania requieren asistencia directa de personal estadounidense, lo que podría intensificar las implicaciones del conflicto.
Reunión de emergencia
La OTAN ha convocado una reunión de emergencia el próximo martes, en medio de lo que el primer ministro polaco, Donald Tusk, calificó como una “fase decisiva y dramática” de la guerra.
Mientras tanto, el ministro checo de Exteriores, Jan Lipavský, visitó Kiev para evaluar la situación y reforzar el apoyo internacional.
El Parlamento ucraniano suspendió una sesión debido a posibles ataques contra edificios gubernamentales en Kiev.
Además, en Sumy, drones rusos cargados con metralla atacaron un distrito residencial, dejando dos muertos y 13 heridos.
El presidente Volodímir Zelensky sigue trabajando desde su oficina bajo estrictas medidas de seguridad, mientras que las autoridades instaron a los residentes a extremar precauciones ante la creciente amenaza.
El misil Oreshnik, que ya había sido probado en 2023 y 2024, representa un avance en la capacidad ofensiva de Rusia, aumentando la tensión con los aliados occidentales de Ucrania.
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