Sudamérica y las cumbres mundiales

Nov 22, 2024

Francisco Trejo
Por Francisco Trejo

La semana pasada de noviembre se llevaron a cabo tres importantes cumbres en Sudamérica: la Cumbre de Líderes del G20, en Río de Janeiro-Brasil; la del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), en Lima-Perú; y la XXIX Cumbre Iberoamericana, en Cuenca-Ecuador. Cada una de ellas con su propia importancia y temática, pero destaco la del G20, porque está integrada por las 20 economías más grandes del mundo y su objetivo es trazar el rumbo de los principales desafíos globales del momento. Así también la de la APEC, conformada por 21 países miembros que representan casi el 40% de la población mundial, casi la mitad del comercio global y cerca del 60% del PIB global, su objetivo es fomentar el crecimiento económico, promover la cooperación técnica, fomentar el libre comercio y las inversiones. Por tanto, los líderes y ministros de los países participantes dialogan y coordinan políticas clave para impulsar la economía global.

Mientras que la Cumbre Iberoamericana es un foro de integración Latinoamericana conformado por 22 países, que tuvo importantes ausencias de los jefes de Estado, mostrando al mundo la desunión de los países de la región, enfrascados en una serie de conflictos cruzados que han hecho imposible mostrar unidad y consenso. El reto en los próximos dos años para la Secretaría Protempore será gestionar el diálogo que ayude a sacar de una situación de quemeimportismo y de oídos sordos a América Latina. Paralelamente, se hizo el XV Encuentro Empresarial Iberoamericano, en el cual 1.200 empresarios latinos intercambiaron experiencias, cerraron negocios y asistieron a ponencias de primer nivel que abordaron temas coyunturales con profundidad y perspectiva. Allí, se permitió que la innovación, la sostenibilidad e inclusión sean compromisos efectivos para enfrentar los retos y desafíos comunes de la región.

De estas cumbres, solamente la del G20 se refirió a las situaciones de conflictividad como la crisis de Israel y Palestina; la guerra Rusia-Ucrania, pero con declaraciones tibias para no herir susceptibilidades. Al mismo tiempo, los EE. UU. autorizaban a Ucrania el uso de misiles de largo alcance ATACMS, los que posteriormente fueron lanzados en el territorio controlado por Rusia creando una tensión militar en Europa.

En la APEC, se fortalecieron las inversiones y el comercio, donde Perú aprovechó para consolidar su posicionamiento geopolítico en la región y fortalecer sus relaciones comerciales con gigantes como China, Corea del Sur e Indonesia, no hubo referencias a los conflictos mundiales, porque es un foro económico.

La Cumbre Iberoamericana no tuvo mayor relevancia por factores internos, donde el Grupo de Puebla se empeñó en boicotear su desarrollo. Lamentablemente, por múltiples factores, se perdió la oportunidad de proponer una mayor cooperación entre los países iberoamericanos, liderados por España, para enfocarse también en temas de gran preocupación continental que afectan de manera directa a casi todos, como la seguridad; el narcotráfico; el crimen organizado internacional; el lavado de activos; las economías ilegales; el tráfico de armas, las economías ilegales, entre otros problemas coyunturales, que generan un ambiente de inseguridad y corrupción complejos y que nos mantienen un altos índices de inseguridad y subdesarrollo a nuestras sociedades.

Estos problemas no podrán resolverlos por sí solo los países de América Latina, porque estas actividades están ligadas a redes internacionales que operan sincronizadamente y se aprovechan de las debilidades institucionales y estructurales de las naciones. Para luchar contra esas mafias apostadas a lo largo del continente, se requieren acciones sincronizadas y coordinadas en todos los gobiernos.



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