El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, impulsa una polémica reforma constitucional que convierte a su esposa, Rosario Murillo, en copresidenta, otorgándole el mismo nivel de poder que él y consolidando su control sobre los tres poderes del Estado.
La reforma, presentada con carácter urgente ante la Asamblea Nacional, plantea modificaciones a más de 100 artículos de la Constitución, que ya ha sido reformada 12 veces desde 2007. Entre los cambios más controvertidos están:
- Figura de copresidencia: Ortega y Murillo compartirán oficialmente la jefatura de Estado.
- Ampliación del mandato presidencial: Aumenta de cinco a seis años, con inmunidad total durante el periodo.
- Poder absoluto: La pareja gobernante será “coordinadora” de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, eliminando en la práctica su independencia.
- Represión institucionalizada: Legaliza los despidos de funcionarios que no compartan los “principios fundamentales” del régimen y restringe la libertad de expresión.
- Símbolo patrio del FSLN: La bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional, partido oficialista, se convertirá en símbolo nacional junto a la bandera de Nicaragua.
Críticas internacionales y oposición en el exilio
La reforma ha generado rechazo dentro y fuera de Nicaragua. La OEA calificó la medida como una “aberrante institucionalización de la dictadura”, mientras líderes opositores, muchos de ellos en el exilio tras ser desterrados, denunciaron la consolidación de un régimen totalitario bicéfalo.
“Esta reforma no solo elimina la separación de poderes, sino que formaliza la dictadura matrimonial”, afirmó el opositor Juan Sebastián Chamorro. Por su parte, Félix Maradiaga señaló que este es el golpe final al Estado de Derecho en Nicaragua.
Con la mayoría absoluta del FSLN en la Asamblea Nacional, se espera que la reforma sea aprobada rápidamente, marcando un nuevo capítulo en el creciente autoritarismo del régimen Ortega-Murillo.
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