Bryan Johnson y su lucha por la juventud eterna: un experimento facial que salió mal

Nov 20, 2024

El multimillonario Bryan Johnson, conocido por su obsesión con frenar el envejecimiento, protagonizó un polémico incidente tras someterse a un tratamiento para recuperar volumen facial perdido. La intervención, que involucró la inyección de grasa donada, resultó en una reacción alérgica severa que le provocó una hinchazón extrema, pérdida temporal de visión y días de recuperación.

Una apuesta arriesgada por la juventud
El tratamiento formaba parte de su ambicioso “Proyecto Baby Face”, diseñado para restaurar el volumen de su rostro sin recurrir a rellenos artificiales. Sin embargo, la falta de grasa en su cuerpo obligó al empresario a utilizar material de un donante. Poco después de la inyección, Johnson experimentó una inflamación descontrolada.

“Mi rostro explotó. Mis ojos se cerraron completamente y no podía ver”, relató Johnson a sus seguidores en Instagram, donde documenta sus constantes intentos por desafiar el envejecimiento. A pesar del episodio, aseguró que continuará buscando métodos innovadores para alcanzar su meta.

Un estilo de vida extremo para combatir el tiempo
A sus 47 años, Johnson lidera el Project Blueprint, una iniciativa que le cuesta más de 2 millones de dólares al año. Este programa combina transfusiones de plasma con su hijo y padre, una dieta de 1.950 calorías diarias basada en vegetales licuados, y un estricto monitoreo de sus reacciones biológicas.

El empresario también somete su cuerpo a sesiones de ejercicio de alta intensidad, análisis biométricos y procedimientos como láser facial y análisis de microbiota intestinal. Estas prácticas, aunque avanzadas, han generado críticas por los riesgos y la obsesión que reflejan.

Consecuencias del experimento facial
El tratamiento fallido planteó nuevas preguntas sobre los límites de la ciencia y los riesgos de modificar la biología humana. Aunque su rostro volvió a la normalidad tras una semana, el incidente encendió debates sobre hasta dónde debería llegar la búsqueda de la longevidad.

“La vida como producto” es una de las reflexiones que compartió tras la experiencia. “Construir un producto es una cosa; ser el producto es completamente diferente”, añadió en sus redes sociales.

El camino hacia la longevidad
Johnson, quien acumuló su fortuna tras vender Braintree a PayPal por 800 millones de dólares en 2013, inició esta búsqueda luego de enfrentar una década de depresión. Desde entonces, su enfoque en extender la longevidad ha llevado a cuestionamientos éticos y científicos.

Con una misión declarada de “no morir”, Johnson ve en sus prácticas una oportunidad para revolucionar el futuro humano. “No sabemos cuánto tiempo podemos vivir en esta era del potencial humano. Mi meta es clara: desafiar lo establecido y explorar lo imposible”, concluyó.



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