El miedo domina las calles de Ecuador. Según una reciente encuesta de la empresa Gallup, el 73% de los ecuatorianos asegura sentir inseguridad al salir por la noche en su propio lugar de residencia, un récord alarmante que posiciona al país como el más inseguro entre 140 naciones analizadas en el informe ‘Global Law and Order 2023’.

La situación es aún más crítica en la provincia de Guayas, donde esta percepción alcanza al 89% de la población. Guayaquil, considerada un importante punto de exportación de cocaína a Europa, lidera el índice de inseguridad, con cifras que superan incluso las de zonas en conflicto activo en otras partes del mundo.

Ecuador encabezó en 2023 la lista de homicidios per cápita en Latinoamérica, con una escalofriante tasa de 47,2 por cada 100.000 habitantes. Este panorama, vinculado al narcotráfico, la minería ilegal y delitos como extorsiones y secuestros, ha desbordado la percepción ciudadana de inseguridad.

Desde el inicio de su mandato, el presidente Daniel Noboa ha declarado al crimen organizado como “conflicto armado interno”, militarizando cárceles y estableciendo estados de excepción.

Estas acciones han logrado una reducción del 17% en homicidios, pero la amenaza de las bandas criminales sigue latente, con un aumento en denuncias de extorsiones y secuestros.

La profunda crisis de seguridad, agravada tras la pandemia de COVID-19, sigue mostrando sus consecuencias. Gallup señala que la cocaína convierte a Ecuador en un nodo clave del tráfico mundial, mientras la población paga el precio de esta escalada de violencia.