A un año de asumir la presidencia, Daniel Noboa enfrenta un duro golpe en su relación con Quito, una ciudad clave que fue determinante para su ingreso a la segunda vuelta en las elecciones de 2023.
Según un reciente estudio de opinión de Comunicaliza, solo el 38% de los quiteños califica su gestión como positiva, mientras que un 51% la ve negativa, superando incluso a Manabí, un histórico bastión correísta.
El declive del respaldo quiteño parece estar vinculado a factores como la crisis eléctrica, los recurrentes apagones, y un repunte de la inseguridad que afecta a la vida diaria de los ciudadanos.
Estas problemáticas han erosionado la percepción de una gestión que en sus primeros meses logró cercanía con el electorado de la capital, especialmente durante eventos como las festividades por la fundación de Quito.
Especialistas como el exalcalde Paco Moncayo y los analistas Mario Pazmiño y Rodrigo Gómez de la Torre coinciden en que Quito es un electorado complejo y altamente participativo en temas políticos.
“Los errores evidentes del presidente han provocado esta reacción”, afirmó Moncayo a La Hora, señalando que los quiteños son particularmente sensibles a las medidas autoritarias, un patrón que también afectó a Rafael Correa en su momento.
Para reconquistar a Quito, los expertos sugieren cambios inmediatos:
- Renovación del gabinete: Según Pazmiño, Noboa debe modificar su equipo de asesores, señalando que “el principal problema está en sus actores”.
- Presencia disuasiva en seguridad: Incrementar la participación de las fuerzas del orden en sectores donde el crimen organizado está ganando terreno.
- Conexión directa con los ciudadanos: Moncayo insta al presidente a perder el miedo a Quito, sugiriendo una estrategia más cercana y directa, para “tomar el pulso a los quiteños y enviar un mensaje claro”.
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