Lo que podría parecer un simple escándalo de videos sexuales ha desencadenado un huracán político en Guinea Ecuatorial, exponiendo las tensiones internas en torno a la sucesión del presidente Teodoro Obiang Nguema, quien lleva 45 años en el poder.
En las últimas semanas, más de 150 videos íntimos del alto funcionario Baltasar Ebang Engonga, sobrino del presidente, se han filtrado a redes sociales, mostrando actos sexuales con múltiples mujeres, incluidas esposas y familiares de altos funcionarios.
Aunque se desconoce el origen de las grabaciones, las sospechas apuntan a un intento de desacreditar a Engonga, uno de los posibles aspirantes a reemplazar a Obiang.
El escándalo va más allá de la humillación pública. Engonga fue detenido previamente por supuesta malversación de fondos públicos y enviado a la prisión de Playa Negra, conocida por las denuncias de tortura.
Días después de su arresto, los videos comenzaron a circular en Telegram, WhatsApp y otras plataformas, impactando a la sociedad y atrayendo la atención internacional.
¿Un movimiento calculado?
Analistas y activistas, como Nsang Christia Esimi Cruz, señalan que esta filtración podría ser parte de una estrategia del vicepresidente Teodoro Obiang Mangue, hijo del actual mandatario, para eliminar a rivales en su camino hacia la presidencia. “Es una lucha interna por la sucesión, el fin de una era”, comentó Cruz.
Mangue, conocido tanto por su lujoso estilo de vida como por sus promesas de combatir la corrupción, ha pedido la instalación de cámaras en oficinas gubernamentales y la suspensión de cualquier funcionario involucrado en actos sexuales en sus lugares de trabajo. Sin embargo, el intento de controlar la narrativa y detener la difusión de los videos no ha sido exitoso.
Un síntoma del sistema
Más allá del morbo, este caso refleja las profundas desigualdades y la corrupción en el país, donde una élite adinerada controla los recursos mientras la mayoría de la población vive en pobreza extrema. Según Cruz, “este escándalo es solo un síntoma de un sistema profundamente corrupto”.
El interés global por Guinea Ecuatorial ha crecido, con el término figurando entre las búsquedas más populares en varios países africanos. No obstante, activistas locales insisten en que los verdaderos problemas del país van más allá de las imágenes explícitas: se trata de una lucha por el poder en un régimen autoritario que busca mantener el control a cualquier costo.
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