Una buena inteligencia de Estado exige prospectiva estratégica 

Nov 18, 2024

Por María Fernanda Noboa

La anticipación estratégica continua  y alertas tempranas como ejes de la prospectiva, en su visión más conceptual y sobre todo de un ejercicio colectivo de acción permanente para imaginar y crear los futuros que se esperan implica sacar muchos cadáveres del closet. El desafiar la mirada de los métodos y metodologías prospectivas, que rebasen la  visión instrumental, cuantitativa, determinista- versión más ortodoxa, pero no por ello menos importante-  implica no solo repensarnos como actores de una sociedad en la que debemos  responsabilizarnos por el rol que jugamos, sino en quienes trabajamos desde la academia estamos obligados a mantenernos actualizados y abrir paso a nuevas propuestas de la combinación de la prospectiva con los Estudios de Futuro sostenida por la Federación Mundial de Estudios de Futuro (WFSF), a partir de lo cual se consideran varias campos de estudio (planificación prospectiva, investigación de futuro, pronóstico tecnológico, planeación, estudios de visión, estudios de futuro críticos y hermenéuticos, de ciencia ficción, con perspectiva disipativa). En todo caso lo que está en cuenta es mirar el futuro no solo como un activo del presente, sino considerar que sin una mirada de futuro estamos perdidos y que ventajosamente en la región existen avances significativos en este campo del saber  cuyas experiencias- muy similares a la nuestras- pueden servir de lecciones aprendidas. Una de ellas es situar la importancia de legitimar el estudio del campo en programas académicos, que deberían ser pensados seriamente por la Universidad academia ecuatoriana del sector público y privado, unida a un pensamiento estratégico contemporáneo. 

Mirar el futuro, como derecho fundamental inherente a la dignidad humana implica una visión más centrada en el ser humano y sus derechos  y en la construcción de sociedades más incluyentes, equitativas y que apunten al desarrollo, coadyuven a entender y superar las multicrisis en las que estamos sumidos y recuperar la esperanza de que en la región todos  futuros más dignos, que recuperen y validen la condición humana, que permitan el diseño de políticas públicas para el bien común.  En Ecuador el avance en la materia ha sido limitado al igual que en una comprensión de la inteligencia de Estado y su necesaria relación con los estudios de futuro, a pesar de su inicio de institucionalización como sector desde el año 2009. Existen muchas confusiones conceptuales y de proyección de lo que implica trabajar en la gestión de conocimiento de alto valor hacia la inteligencia estratégica para la toma de decisiones de manera oportuna  y ventajosa para la conducción del Estado, orientada a la mejor gobernabilidad en los distintos campos (político, social, económico, ambiental, tecnológico, seguridad) sobre todo en contextos de volatilidad, de cambios impensados,  disruptivos, azarosos.  

La inestabilidad estructural en la que vivimos rebasa el sentido de presente que se comportará con “moldes” del pasado, la irreversibilidad en el tiempo planteada por las Teorías del Caos, nos imponen nuevos retos y desafíos. La inteligencia de Estado debe tener claridad del nivel que le corresponde. El Sistema Nacional de Inteligencia, se supone deberá garantizar la producción de insumos que garanticen la seguridad integral del Estado; no le corresponde el nivel operativo ni táctico. Es preciso pensar en la urgente necesidad de formación de cuadros de analistas de alto nivel, de estrategas que sean capaces de “traducir” mediante la producción e inteligencia de alto nivel, todos los factores y elementos que podrían configurar situaciones no deseadas para los intereses del país y sus relaciones con otros países, pero también validar aquellas oportunidades estratégicas de cambio, desarrollo y crecimiento.  

Esto exige la creación de Centros de Formación Especializados, como puede ser una Escuela de Inteligencia, en donde se formen analistas, metodólogos de Carrera, convirtiendo a la institución rectora en organización inteligente que se mantenga más allá de la coyuntura, sea sostenible en el tiempo y  responda a los intereses del Estado; al mismo tiempo que logre consolidar una comunidad verdadera de inteligencia, una del más alto nivel que pueda alimentarse de la información de inteligencia, lograr intercambios efectivos del trabajo sinérgico de los  subsistemas de inteligencia que deben tener normas claras de juego, de sus competencias, roles, alcances, responsabilidades y atribuciones, y principalmente que aboguen por una perspectiva de país. El conductor del Estado y los tomadores de decisión podrán sentirse tranquilos, sin vivir en la zozobra frente al futuro inmediato y mediato; la prospectiva pondrá la luz necesaria para una toma de decisiones favorable, señales y signos de alerta a la activación de amenazas y riesgos que pueden configurar escenarios de conflictividad elevada y hasta de colapso. 



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