El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, inauguró este lunes la cumbre del G20 en Río de Janeiro, enfocando su discurso en la lucha contra el hambre y la pobreza como prioridad global. En este marco, presentó la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, un proyecto respaldado por más de 80 países y diversas organizaciones internacionales, destacándolo como el principal legado de su presidencia del G20.
“El mundo produce alimentos para todos, pero 733 millones de personas sufren desnutrición. Esto es inaceptable”, afirmó Lula, subrayando que la problemática no radica en la escasez, sino en decisiones políticas que perpetúan desigualdades. También criticó el gasto militar mundial de 2,4 billones de dólares anuales, argumentando que esos recursos podrían destinarse a combatir la pobreza.
A pesar de las tensiones geopolíticas y el escepticismo de algunos líderes, como el argentino Javier Milei, este último terminó sumándose al proyecto de la Alianza. Lula insistió en la necesidad de que el G20, que representa el 85% del PIB global, actúe como motor para reducir las desigualdades y lograr un desarrollo sostenible.
En su discurso, Lula evitó centrar la agenda en los conflictos bélicos, señalando que su prioridad es abordar los desafíos que afectan a las poblaciones más vulnerables. “El G20 debe ser una plataforma para buscar soluciones globales y no para perpetuar divisiones”, afirmó.
La cumbre, que cuenta con la participación de líderes como Joe Biden y Narendra Modi, busca consensos en temas críticos como el hambre, la desigualdad y la sostenibilidad, mientras enfrenta retos por las tensiones internacionales y las diferencias entre los países miembros.
Con esta iniciativa, Lula aspira a dejar un legado que trascienda su mandato, posicionando a Brasil como un actor clave en la búsqueda de un mundo más justo y equitativo.
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