Cumbre del G20 en Río de Janeiro: una encrucijada global 

Nov 18, 2024

La Cumbre del G20, que se celebra en Río de Janeiro del 18 al 19 de noviembre de 2024, reúne a los líderes de las principales economías del mundo para discutir temas de gran trascendencia global. Con Brasil como anfitrión, liderado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el foro aborda desafíos clave como la gobernanza global, la transición energética y los conflictos internacionales. 

La reunión de las mayores economías del mundo llega en momentos de profundas divisiones e incertidumbre por las guerras en Ucrania y Gaza y el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.   

1. Reforma de la gobernanza global: 

Uno de los puntos clave es la modernización de instituciones como las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, con el objetivo de reflejar las realidades del siglo XXI y promover una gobernanza más inclusiva y eficiente. Brasil busca consolidarse como un mediador en la promoción de una paz duradera, incluyendo el conflicto en Ucrania y la situación en Palestina. 

2. Transición energética: 

Los países del G20, responsables de gran parte de las emisiones de carbono, discuten estrategias para impulsar una economía verde. Brasil propone un enfoque que respete las particularidades locales y promueva energías limpias, reafirmando su liderazgo en temas ambientales. 

3. Inclusión social y lucha contra el hambre: 

La presidencia brasileña impulsa el combate a la pobreza como prioridad, destacando la necesidad de resultados concretos más allá de declaraciones generales. 

Participantes y contexto político 

Líderes como Joe Biden (EE. UU.), Xi Jinping (China), Claudia Sheinbaum (México) y Emmanuel Macron (Francia) participan en la cumbre, aunque Vladimir Putin se ausentó, delegando su representación al canciller Serguéi Lavrov. Por su parte, Javier Milei, presidente de Argentina, ha generado controversia al criticar la Agenda 2030, calificándola de “supranacional y socialista”. 

Próxima presidencia 

El evento culminará con la transferencia de la presidencia del G20 a Sudáfrica, marcando un puente entre las prioridades globales y los desafíos africanos. 



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