Para nadie es sorpresa que estamos atravesando una de las peores crisis en décadas por los efectos económicos y sociales de los apagones. Hasta el 7 de noviembre, Ecuador perdió en el primer mes de cortes $ 4.000 millones, según
el Comité Empresarial Ecuatoriano. Al mismo tiempo, parece que se nos olvida que el cierre de la actividad petrolera en el ITT sigue en marcha. Un cierre que le cuesta al país $1.6470 millones entre lo que deja de producir, los procesos para desmantelar infraestructura, compensaciones, entre otros.
Eso se aprobó mediante una consulta popular que a mi criterio resultó mañosa. Primero, la Constitución establece que quiénes tenían que decidir son las comunidades del área de influencia, así como se le preguntó solo a la provincia de Pichincha por el Chocó Andino, ¿Por qué en este caso se consultó a todos? Los promotores del cierre se apropiaron del discurso de que esto era por la protección y decisión de las comunidades, y por el cambio climático. ¿Pero cómo? Si los datos dicen lo contrario: En las provincias, donde opera el ITT, la gente votó en mayoría por mantener la operación petrolera, y en cuánto al cambio climático, ¿sabían que el ITT genera apenas el 0.02 % de los gases de efecto invernadero a nivel mundial? Estos datos no dan los ambientalistas de escritorio y politizados.
Es decir, el cierre no incide en la lucha contra el cambio climático, pero sí incide en la economía de un país tan golpeado. Más importante todavía, ¿cuánto afecta a las comunidades? Lauro Papa, dirigente que vive en la zona, dice que no descansarán hasta lograr que se active de nuevo la operación, que ahora tienen agua potable, educación, salud, y que hasta hoy no vieron contaminación y tampoco los visitó un yasunido. ¿Alguien se puso a pensar en qué harán cuando no tengan ingresos? Quedarán vulnerables frente a grupos de violentos, a actividades madereras y de minería ilegal, al tráfico de especies. Desmantelar implica: toneladas de desechos para gestionar, actividades que no se han hecho jamás. ¿A nadie se le ocurrió evaluar si este impacto ambiental no es más alto? Es mayor que mantener la operación, según mi criterio y de estudiosos en el tema.
Y, entonces, en este país perdemos millones de dólares por apagones, mientras seguimos cerrando la fuente más importante de ingresos de Ecuador, que generaba: crecimiento económico, desarrollo comunitario, control y prevención ambiental, los tres principios de la sostenibilidad.
¿A nadie más le parece absurdo?
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