Javier Milei, presidente de Argentina, hizo una apuesta audaz al alinearse con Donald Trump, y con la victoria del exmandatario estadounidense, parece que ha ganado.

En una cena exclusiva organizada por el America First Policy Institute en Palm Beach, Florida, Trump elogió abiertamente el trabajo de Milei en Argentina, haciendo un juego de palabras con su conocido lema “Make America Great Again”, sugiriendo “Make Argentina Great Again” en referencia al presidente argentino.

Este encuentro marca un hito en la relación entre ambos mandatarios, con Milei convirtiéndose en el primer líder extranjero en reunirse con Trump tras su victoria electoral.

La relación entre los dos se ha consolidado desde que Milei asumió el poder, mostrando admiración por el estilo disruptivo y polarizante de Trump.

Si bien la cercanía política y filosófica entre Milei y Trump es clara, esta relación plantea varios desafíos.

Analistas apuntan a que el alineamiento con Trump podría traerle a Argentina ciertos beneficios en términos de apoyo financiero y acuerdos comerciales, pero también podría generar dificultades.

Anthony Pereira, director del Centro de América Latina de la Universidad Internacional de Florida, advierte que el alineamiento automático con Estados Unidos podría generar acusaciones de “traición” y no siempre traer beneficios tangibles para Argentina a largo plazo.

El estilo disruptivo de Milei

El presidente argentino ha mostrado su deseo de diferenciarse, no solo dentro de Argentina sino también en el escenario internacional.

En las últimas semanas, ha adoptado posturas radicales, como la renuncia de la canciller Diana Mondino y la retirada de Argentina de la cumbre COP 29 sobre el cambio climático, argumentando que las políticas sobre el calentamiento global son una “mentira” que busca financiar “socialistas vagos”.

Esta postura, más que un cálculo estratégico, parece un acto impulsivo para ganarse el favor de Trump y la derecha global más dura.

Economía: Un terreno de posibles fricciones

A pesar de las similitudes ideológicas, la relación entre Milei y Trump podría enfrentar tensiones económicas.

Mientras que Trump favorece el proteccionismo y los aranceles para proteger la industria estadounidense, Milei promueve la desregulación y el “anarco-capitalismo”.

Estas diferencias podrían complicar las expectativas de Milei sobre un modelo económico compartido con Trump.

El gobierno argentino también espera que la relación con Estados Unidos facilite la renegociación de su deuda externa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), un tema clave para la administración de Milei, que busca reducir el déficit fiscal sin recurrir a una austeridad radical.

Argentina es un importante proveedor de materias primas para Estados Unidos, como litio, oro y petróleo. Con la llegada de Trump, Milei espera concretar acuerdos comerciales más favorables.

Sin embargo, el proteccionismo de Trump y su enfoque hacia China podrían generar complicaciones, como el aumento de aranceles que afecten las exportaciones argentinas.

El futuro de esta relación dependerá de cómo Milei logre equilibrar sus políticas internas y externas con los intereses de Estados Unidos, sin dejar de lado las necesidades económicas de su país.

Mientras la relación de Milei con Trump refuerza su imagen de político disruptivo y radical, los analistas se muestran cautelosos sobre las implicancias a largo plazo.

La relación parece prometedora en el corto plazo, pero los desafíos económicos y políticos que enfrenta Argentina podrían poner a prueba este vínculo estrecho con Estados Unidos.