Cuando JD Vance, el vicepresidente electo de Estados Unidos, hizo un comentario despectivo sobre las “damas de los gatos”, al referirse a las mujeres sin hijos, se imaginaba a solteras urbanas, profesionales y muy enfocadas en su carrera.
Sin embargo, lo que no anticipaba es que, en realidad, son muchos más los hombres que, a pesar de desearlo, se encuentran luchando contra la realidad de no poder tener hijos.
En un revelador estudio de 2021 realizado en Noruega, se encontró que un 72% de los hombres con los ingresos más bajos no tenían hijos, en comparación con solo el 11% de aquellos con mayores recursos.
Y este fenómeno ha ido empeorando con el tiempo, reflejando una creciente brecha de fertilidad.
Robin Hadley es uno de esos hombres. Originario de Manchester, Reino Unido, y sin estudios universitarios, a los 30 años Hadley se encontraba desesperado por ser padre, pero su realidad económica le impedía formar una familia.
Con dificultades para pagar la hipoteca, su vida social era limitada, y las citas se convertían en un desafío.
“Ver cómo mis amigos y colegas se convertían en padres me hacía sentir un vacío. Las pequeñas cosas, como las tarjetas de cumpleaños para niños o las colectas para nuevos bebés, te recuerdan constantemente lo que no eres”, comenta Hadley, quien se sintió excluido de una etapa que para muchos era lo esperado.
Su experiencia personal lo inspiró a escribir un libro en el que explora las razones detrás de la creciente dificultad para ser padre, especialmente entre los hombres de clase baja.
A través de su investigación, se dio cuenta de que factores como la economía, la biología, el momento en que ocurren los eventos y las relaciones juegan un papel fundamental en esta situación.
Fertilidad y desigualdad: ¿Por qué cada vez más hombres no pueden ser padres?
El tema de los hombres sin hijos se ha mantenido mayormente invisible en la mayoría de los estudios sobre fertilidad, que suelen centrarse solo en las mujeres.
Sin embargo, en su investigación, Hadley descubrió que muchos hombres en su situación experimentan una profunda sensación de pérdida.
En el Reino Unido, por ejemplo, las tasas de natalidad han caído a niveles récord, mientras que países como China y Japón también enfrentan una reducción significativa de su población.
Aunque la infertilidad social es un tema ampliamente debatido en las mujeres, pocos se dan cuenta de que los hombres también enfrentan desafíos importantes para ser padres.
En su caso, Hadley afirma que, además de factores biológicos, las circunstancias socioeconómicas tienen un impacto directo en la posibilidad de tener hijos.
En países como Finlandia, donde las tasas de fertilidad han disminuido significativamente, las mujeres de altos ingresos son las que menos dificultades tienen para formar una familia, mientras que los hombres de bajos recursos son los más afectados.
La tendencia global es clara: las personas más desfavorecidas tienen menos probabilidades de tener hijos debido a la falta de recursos.
Crisis de masculinidad y el impacto de la educación
El fenómeno también está vinculado a la crisis de masculinidad que afecta a muchos hombres jóvenes, quienes sienten que no cumplen con las expectativas sociales tradicionales.
Con las mujeres superando a los hombres en educación en el 70% de los países del mundo, la brecha entre los que tienen una formación universitaria y los que no se amplía, lo que contribuye a que los hombres sin estudios sean los que más difícil lo tienen para formar una familia.
Hadley, quien finalmente conoció a su actual esposa en la treintena, explica cómo el “efecto de selección”, que refiere a la tendencia de las mujeres a emparejarse con hombres de su misma clase social o superior, ha jugado en su contra.
“Cuando estaba en mis veintes, estaba jugando en una liga diferente en términos de confianza e intelectualidad”, confiesa.
Aunque el debate sobre la fertilidad sigue centrado en las mujeres, expertos como Vincent Straub, investigador en la Universidad de Oxford, afirman que es necesario reconocer el papel de los hombres en la baja natalidad.
La falta de datos sobre fertilidad masculina impide que se entienda a fondo el fenómeno.
La mayoría de los registros de natalidad no incluyen información sobre la fertilidad de los padres, lo que hace invisibles a muchos hombres que, como Hadley, sueñan con ser padres pero se enfrentan a barreras económicas y sociales.
¿Qué podemos hacer?
Para abordar esta “infertilidad social”, los expertos sugieren que la sociedad comience a ver la fertilidad como una cuestión de salud masculina.
“Necesitamos más datos sobre la fertilidad masculina y políticas que también aborden las necesidades de los hombres”, dice Straub.
La falta de acceso a cuidados adecuados para los padres y la brecha en las políticas laborales son factores que también deben ser reconsiderados.
Al final, la paternidad no debe ser vista como un evento reservado solo para aquellos que tienen hijos biológicos. Muchas personas sin hijos desempeñan un papel crucial en la crianza de los hijos de amigos y familiares, un fenómeno que los ecólogos del comportamiento llaman “aloparentalidad”.
Estos “padres sustitutos” tienen un impacto positivo en las vidas de los niños, pero rara vez se les reconoce en las estadísticas.
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