El poder gubernamental local es el más importante de todos. Según expertos del funcionamiento del municipalismo, la aseveración responde a la cercanía que existe entre la población que ocupa ese territorio y la principal autoridad cantonal o parroquial, para lograr satisfacer las más urgentes necesidades y, a su vez, producir el justo bienestar ciudadano. En Ecuador existen provincias, cantones y parroquias que funcionan particularmente como gobiernos autónomos descentralizados, es decir con independencia del gobierno central.
Al conmemorarse este 8 de noviembre el 84 aniversario de cantonización de mi tierra, Piñas, para saludar y felicitar a su población consideré pertinente reconocer a las administraciones municipales de siempre, que, sin perjuicio del balance al término de sus gestiones, con mayor y menor peso en el sentir popular, como acontece en toda actividad humana, en lo global han dejado un saldo positivo y eso es posible constatar en el desarrollo urbanístico y, también, en el progreso social. Lo sucedido revela, entonces, que sin necesidad de que la Constitución otorgara la condición de gobiernos autónomos y descentralizados, las corporaciones municipales que se han sucedido desde 1940 se han preocupado porque el conglomerado humano que vive en la cabecera y en el cantón, mejore cada vez su calidad de vida en todos los órdenes.
Aun antes de ser cantón, los piñasienses mostraron un carácter especial, apegado a la libertad para prosperar. A lo largo del tiempo su crecimiento y desarrollo han sido el imán para atraer a pobladores de otros vecinos cantones de El Oro y de otras provincias del país, evidenciando por lo demás una actitud hospitalaria y proclive a provocar sinergia que se sintetiza en exitosos emprendimientos turísticos, comerciales, agroindustriales, inmobiliarios, agrícolas, ganaderos, ambientales, artesanales, gastronómicos, comunicacionales, asistenciales y otros. El número de habitantes, también engordado por extranjeros, con y sin papeles, ha elevado significativamente y la cabecera cantonal se ha extendido a lo largo y a lo ancho notablemente, implicando, por obvias razones, un constante reto para la corporación edilicia y su alcalde, obligados a satisfacer las necesidades de la población en general.
Si bien las fechas de recordación cívica sirven para el festejo, más importante aún es volverlas momento para asumir compromisos. Si casi siempre son los deficitarios recursos económicos donde se presentan los mayores tropiezos en la gestión municipal, está en el gobernante local y sus concejales actuar con “gran imaginación y creatividad para responder con políticas inmediatas y estrategias claras, tanto fiscales como financieras, a fin de encontrar y dar soluciones a los problemas existentes”. También, esa actuación debe ser moralmente incuestionable, de honradez y transparencia absolutas.
Nada mejor para los piñasienses será saber que pueden confiar en su administración municipal. Que la dotación de servicios básicos será cada vez mejor, lo mismo que el apropiado uso del suelo y la vialidad urbana, el cuidado y el mejoramiento ambiental, los parques y la recreación. Que la planificación, regulación y control, al igual que las ordenanzas y resoluciones no sean solo para hoy, sino pensadas para el futuro inmediato. Piñas y sus habitantes lo merecen.
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