Este es un homenaje a la centenaria ciudad-puerto-balneario SAN PABLO DE MANTA que este 4 de noviembre tendrá 102 años de cantonización, a la que en mis primeras actividades comerciales, siendo un joven viajero hace más de 60 años, la conocí como un pueblo “chato, polvoriento y aburrido”; así también la debió haber conocido y describió en una poética referencia el bien recordado periodista argentino Ricardo de la Fuente (+). Es que así era en ese entonces la que ahora es la capital económica de Manabí.
Luego, por el ímpetu de su creciente población se produjo una indetenible vía al progreso, en lo que incide su privilegiada ubicación frente al mar Pacífico, lo que le provee de un grato y saludable clima marino, siendo estos de los atractivos para que foráneos -como este Contador de Historias- nos afinquemos aquí, encontrándonos con un gran cosmopolitismo y muchas oportunidades que fueron y aún son parte de las iniciativas cívicas ciudadanas de distintos órdenes, en lo que nítidamente se destaca que, aprovechando la bondad natural del sitio, se logró construir el primer puerto marítimo de aguas profundas ecuatoriano para actividades propias de esa infraestuctura en el comercio internacional y la pesca.
Esto coincidió con la buena producción del café en la campiña manabita, la que por décadas dio lugar a importantes inversiones inmobiliarias e instalaciones, para desde aquí exportarlo al mercado mundial, por nuestro puerto marítimo, obviamente.
Coincidiendo, la ancestral actividad de la pesca de a poco fue mutando a la captura y procesamiento del Atún -con mayúsculas por su importancia económica para esta urbe siendo ahora su ícono- multiplicándose fabricas e instalaciones de ese ramo, extranjeras primero y nacionales después, procesando la pesca de los numerosos barcos que convirtieron a Manta en la capital mundial de la flota atunera.
Concatenándose con lo manifestado y por su vecindad al mar y sus playas, el doméstico Turismo -también con mayúsculas- casi incipiente en sus inicios, hoy es un muy importante rubro de la economía de Manta, siendo el hotel “Oro Verde” el que al instalarse en Manta con su nivel de 5 estrellas, dió un impulso provincial a esta significativa actividad.
Así Manta, venciendo avatares como el terremoto de 2016 y las incidencias politicas locales y nacionales, llega a estos 102 años de cantonización inspirando a propios y extraños residentes en este generoso suelo; por ello será que hace ya más de un cuarto de siglo, el geniecillo aquel que habita en mis neuronas, me dictó musicalizado un poema de amor cívico, casi erótico, titulado “MANTAMOR” que se inicia así:
“Cortejando el Sol a la Mar, / buscaba un lecho de arena, / para su amor consumar; / lo encontró en marea plena, / envuelto de caracolas… / deseaba en su primer cita, / regodearse con las olas, / de una playa manabita. // Fundidos la Mar y el Fuego, / en esta tierra bendita, / Natura sin mucho ruego, / puso lo que necesita: / Lo que mueve al mundo: Amor, / mujeres… y hombre viriles, / y más que nada de honor, / multiplicados por miles”.
Por espacio, las otras 3 estrofas las reproduciré en la próxima entrega. Hasta tanto recomiendo escuchar esta suerte de himno popular de Manta, solicitándolo a la radio local “LA VOZ” AM. 1570 y sus sitios digitales; también a cualquier otra emisora manabita. Gracias.
Excelente editorial estimado Melvin, ha descrito lo que realmente fue y es ahora MANTA,
!! QUE VIVA MANTA EN SUS 102 años .
Absurdistan hermano a los años que vuelvo a verte, saludos amigo.
Me alegro saber de ti.
Wilson Chele Albán
portoviejo
0996576938