¿Alguna vez has aceptado hacer algo por miedo a decir que no? Si es así, no estás solo. Muchas personas luchan por poner límites en sus vidas, impulsadas por el temor a ser excluidas o a crear una imagen negativa de sí mismas.
La neuropsicóloga española Alba Cardalda ha estudiado este fenómeno, descubriendo que muchos de sus pacientes enfrentan problemas en sus relaciones personales por no poder decir “basta”.
De esta investigación nació su libro Cómo mandar a la mierda de forma educada (editorial Vergara), donde aborda la importancia de establecer límites de manera asertiva.
La dificultad de decir “no”
Según Cardalda, la razón principal por la que nos cuesta decir “no” es la educación que recibimos. Se nos enseña a complacer a los demás, ignorando nuestras propias emociones.
“Se piensa que somos egoístas si nos negamos a algo”, señala la experta, subrayando que esta tendencia puede llevar a la acumulación de malestar emocional y afectar nuestra salud mental.
No poder rechazar solicitudes, ya sea de un compañero de trabajo o de amigos y familiares, puede generar estrés, ansiedad y agobio. A largo plazo, ignorar nuestras propias preferencias daña nuestra autoestima, pues pasamos por alto lo que realmente deseamos.
Superando el miedo y la culpa
El miedo y la culpa juegan un papel fundamental en la incapacidad de poner límites. Cardalda sugiere que, para vencer estos sentimientos, es necesario identificar las razones detrás de nuestra dificultad para decir “no”.
Preguntas como “¿Por qué no le he dicho que no a esta persona?” pueden ayudarnos a entender nuestro comportamiento.
A partir de ahí, podemos fijar pequeños objetivos diarios para practicar el decir “no” de una manera que nos resulte cómoda y asertiva. La clave es ser claros y directos sin caer en la manipulación emocional.
La importancia de los límites emocionales
Los límites emocionales son más difíciles de establecer que los físicos, ya que son invisibles. Para tener relaciones saludables, es vital conocer nuestros límites negociables y no negociables.
Esto nos permite ser flexibles en áreas menos importantes, mientras que preservamos nuestro bienestar en los aspectos que son cruciales.
“Mandar a la mierda de forma educada” no solo es una estrategia para mantener nuestra dignidad, sino que también aporta paz mental y contribuye a una salud emocional sólida. Al establecer límites claros, se fomenta el respeto en las relaciones.
La búsqueda de relaciones sanas
Según el estudio sobre la felicidad realizado por Robert Waldinger en la Universidad de Harvard, las relaciones sociales son fundamentales para nuestra felicidad.
La honestidad y la comunicación abierta son esenciales para construir vínculos fuertes y duraderos. Por tanto, mantener conversaciones incómodas y expresar nuestras necesidades es crucial para el bienestar emocional.
Cardalda también enfatiza la importancia de los derechos asertivos básicos, como el derecho a tener opiniones propias, a decir “no” y a ser tratado con respeto. Conocer y respetar estos derechos, tanto en uno mismo como en los demás, es fundamental para establecer límites saludables.
Influencia cultural y digital
La cultura juega un papel importante en la capacidad de decir “no”. En América Latina, por ejemplo, se tiende a ser más complaciente que en las culturas anglosajonas, donde el “no” se respeta más.
Las redes sociales han exacerbado esta necesidad de aprobación, llevando a muchas personas a tomar decisiones basadas en agradar a los demás en lugar de seguir sus deseos.
A medida que envejecemos, la necesidad de aprobación externa tiende a disminuir, permitiéndonos priorizar lo que realmente importa. Establecer límites claros y aprender a decir “no” son habilidades esenciales para mantener relaciones sanas y disfrutar de una vida más equilibrada y feliz.
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