La sequía hidrológica que afecta a Cuenca desde hace 108 días ha llevado al complejo hidrológico integral Paute al borde del colapso. Un reciente recorrido de Teleamazonas por la zona reveló la grave situación del embalse de Mazar, donde las huellas de la sequía son evidentes: áreas que antes estaban inundadas ahora muestran árboles secos y terrenos áridos.

El caudal de agua que llega al embalse ha caído drásticamente, con un promedio de apenas 30 metros cúbicos por segundo, lo que representa menos del 21% de lo que debería fluir. Esta alarmante situación ha llevado a que, por tercer día consecutivo, la represa de Mazar, que debería operar a un nivel de 2.111 metros, esté completamente apagada.

Las centrales Molino y Sopladora, que forman parte del complejo, también enfrentan dificultades. Molino, por ejemplo, opera de manera intermitente y a mínima capacidad, con su embalse descendiendo rápidamente; este domingo 27 de octubre, se reportó un nivel de 1.978 metros, quedando a solo tres metros de su paralización. Por su parte, la central Sopladora depende del paso de agua de Amaluza, lo que aumenta su vulnerabilidad.

Ante esta crisis hidrológica, el Gobierno ha tomado la drástica decisión de implementar apagones que pueden durar hasta 14 horas en diversas provincias del país. La situación es crítica y pone en riesgo no solo la operatividad del complejo hidroeléctrico integral Paute, sino también el suministro eléctrico de Quito y otras áreas de Ecuador.

El llamado a la acción es urgente, y se han solicitado decisiones inmediatas para preservar la operatividad del embalse de Mazar, destacando la necesidad de un manejo adecuado de los recursos hídricos en un contexto de sequía prolongada.