Hace una semana casi casi nos convence el Gobierno que las horas de corte de energía estarían por reducirse, casi que podíamos decirle gracias a San Pedro, porque venían las lluvias. Sin embargo, hoy nos levantamos con el país sin energía por 14 horas diarias. La ministra de energía encargada, Inés Manzano, tuvo que cambiar en pocos días su promesa, porque las proyecciones meteorológicas, el clima y San Pedro no nos colaboran. Además, que se debe prevenir perder a Mazar, aún así añadió que seguro, segurito, para diciembre ya no tendremos apagones.
Que todo este caos, que nos está sumiendo en una crisis económica y social, depende exclusivamente de las lluvias y que tengamos caudal, me suena a una justificación mediocre, una que no esperamos del Gobierno y de las autoridades que dirigen el país. No, ya lo expliqué en editoriales pasados, la actual crisis energética no depende exclusivamente de la lluvia, del ambiente o del clima. Es una suma de irresponsabilidades que datan de anteriores gobiernos, de la decisión de amarrar con la Constitución, cual camisa de fuerza, la generación y distribución de energía en 2008. Hasta la irresponsable exministra de Energía, Andrea Arrobo, quien tendrá que explicar cómo con conocimiento de la crisis que se avecinaba, no sólo no hizo nada al respecto, sino que, además, se archivaron los proyectos ocho proyectos con contratos que dejó firmados antes de su salida. Estos ocho proyectos sumaban más de 350 MV, ¿Qué pasó con estos contratos? Inaudito.
Ahora, al menos sabemos que se ha conformado un comité de crisis que actuará como asesor del Gobierno, entendiendo que está conformado por técnicos y gente competente en materia energética, además de representantes de la empresa privada. Ojalá llamarán de vez en cuando a la mamá, que corre de centro comercial en centro comercial buscando luz e internet para que los hijos hagan las tareas (señores profesores no sean malitos, por este tiempo quizá sean considerados de su parte no mandar a hacer investigaciones o deberes en internet, gracias), al dueño del local de carnes que pierde mercadería, a los empleados de las peluquerías que no pueden trabajar, a los enfermos que no pueden acceder a sus tratamientos. A todos ellos díganles que todo esto es porque San Pedro no nos quiere, y que le reclamen a la sequía.
No sé ustedes, pero eso de que para diciembre no tendríamos más apagones, no les creo, así que lector prepárese, porque como buenos ecuatorianos vamos a tener que seguir sobreviviendo.
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