Con los constantes cortes de luz en Ecuador, los ciudadanos buscan formas de seguir con sus actividades diarias, ya sea trabajo, estudios o entretenimiento. Uno de los recursos más utilizados ha sido la compra de generadores eléctricos, pero ¿a qué costo ambiental?
Aunque estos equipos traen alivio inmediato a la falta de electricidad, expertos advierten sobre los graves efectos ambientales.
Francisco Aguirre, de la consultora ambiental SICMA, explicó a El Comercio que los generadores, al funcionar con diésel o gasolina, emiten gases tóxicos como dióxido de carbono (CO2), óxidos de nitrógeno y monóxido de carbono, que contribuyen al cambio climático y afectan la calidad del aire en la capital.
El impacto no solo es visible en la atmósfera, sino también en los niveles de ruido. Estos dispositivos generan entre 60 y 90 decibeles, lo que afecta el bienestar de las personas cercanas, provocando contaminación auditiva.
Además, Aguirre advierte que sin un mantenimiento adecuado, pueden ocurrir derrames de combustibles, contaminando suelo y agua.
Un generador doméstico promedio consume 2 litros de diésel por hora, emitiendo 52 kg de CO2 a la atmósfera. En entornos industriales, la situación empeora: un generador de 1.500 kWh puede liberar hasta 5.000 kg de CO2 en solo ocho horas, afectando la capa de ozono y la salud ambiental de la ciudad.
La Secretaría de Ambiente de Quito dijo que, aunque el aire dela capital sigue dentro de los límites aceptables, el uso descontrolado de generadores podría alterar este equilibrio, especialmente para personas con problemas respiratorios.
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