Nicole Kidman, ganadora del Oscar, compartió detalles sobre las dificultades emocionales que enfrentó durante la filmación de Babygirl, un drama erótico dirigido por la neerlandesa Halina Reijn. En esta película, que tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Venecia, la actriz interpreta a Romy, una poderosa ejecutiva que pone en riesgo su carrera y matrimonio al involucrarse en una relación con Samuel, un joven interno interpretado por Harris Dickinson. Antonio Banderas completa el elenco como el esposo de Romy.

Kidman reveló que hubo momentos en los que tuvo que pausar la grabación debido a la intensidad emocional de las escenas íntimas. “Siempre busco proyectos que me lleven a lugares nuevos como actriz, pero este papel me exigió explorar aspectos desconocidos en mi carrera y en mi vida personal”, comentó durante su intervención en Venecia, donde fue galardonada como Mejor Actriz.

Un proyecto complejo y agotador

Aunque Kidman ha trabajado previamente en escenas de alto contenido erótico, confesó que la experiencia en Babygirl fue diferente y más agotadora. En una entrevista con The Sun, explicó: “Hubo momentos en los que me sentía sobrepasada, diciendo: ‘No quiero más. ¡Basta! No me importa si nunca me vuelven a tocar en la vida’”. La actriz describió que la acumulación emocional la llevó a experimentar una especie de agotamiento mental y físico.

Sin embargo, destacó que la confianza con sus compañeros de rodaje fue clave para manejar la intensidad. Dickinson, su coestrella, afirmó: “Si en algún momento algo no se sentía bien, simplemente pedíamos un alto. No había presión de seguir sin estar cómodos”.

La visión femenina como pilar del proyecto

La dirección de Halina Reijn fue determinante para que Kidman aceptara el papel. La actriz subrayó que trabajar bajo la visión de una directora mujer le brindó la seguridad necesaria para abordar las escenas más vulnerables. “No creo que hubiera hecho esta película con un director hombre. Halina y yo teníamos conversaciones íntimas y sabía que ella me iba a proteger”, señaló.

Reijn, conocida por su trabajo en Bodies Bodies Bodies, explicó que su intención con Babygirl era desafiar los clichés del erotismo en el cine. “Esta historia no trata solo de deseo, sino de cómo el poder, el género y las diferencias de edad se entrelazan de formas complejas. La exploración puede ser liberadora, incluso sanadora, a pesar de lo prohibido de la relación”, comentó la directora.

Con este filme, Kidman se adentra en un terreno que redefine los límites de su carrera, consolidando su reputación como una actriz que no teme explorar lo desconocido.