En un día frío de inicios de verano en Champaña, Francia, a 450 metros bajo tierra, un vasto laboratorio subterráneo alberga experimentos científicos cruciales para enfrentar uno de los mayores desafíos de la humanidad: el almacenamiento seguro de residuos nucleares altamente peligrosos.
El complejo laberinto de túneles alberga pruebas que determinarán si el sitio es adecuado para convertirse en un almacén geológico profundo (GDF), capaz de confinar desechos radiactivos durante más de 100.000 años.
Estas estructuras colosales se están desarrollando en países como Francia, Suecia y Finlandia, con planes para garantizar la seguridad a largo plazo.
Sin embargo, el proceso de planificación y construcción de estos depósitos es largo y complicado.
Desde la búsqueda de un terreno geológicamente estable, hasta garantizar el consentimiento de las comunidades locales, el almacenamiento de residuos nucleares plantea tanto desafíos técnicos como sociales.
A pesar de que estos proyectos pueden tardar siglos en completarse, los especialistas continúan trabajando con la esperanza de dejar un legado de seguridad para futuras generaciones.
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