Los carbohidratos, uno de los tres macronutrientes esenciales para el suministro de energía al cuerpo humano junto con las proteínas y las grasas, están compuestos por azúcares, fibras y almidones. Recientemente, un estudio realizado por investigadores de EE.UU. y publicado en la revista Science ha arrojado nueva luz sobre cómo el organismo humano descompone los carbohidratos complejos en la boca, un proceso que representa el primer paso en la digestión de alimentos como el pan y la pasta.
La investigación, llevada a cabo por el Laboratorio Jackson y la Universidad de Buffalo, se centra en un gen llamado amilasa salival (AMY1). Los científicos hallaron que la duplicación de este gen podría haber facilitado la adaptación humana a dietas ricas en almidón, y estiman que esta adaptación tuvo lugar hace más de 800,000 años, mucho antes del surgimiento de la agricultura, que comenzó hace aproximadamente 12,000 años.
Los hallazgos tienen implicaciones relevantes en la comprensión de enfermedades metabólicas en un contexto donde más de 2,500 millones de adultos en el mundo sufren de sobrepeso y obesidad. Según los expertos, la mayor cantidad de copias del gen AMY1 podría haber permitido a nuestros antepasados absorber más azúcares de los alimentos ricos en almidón, mejorando así su capacidad de supervivencia y reproducción.
La investigación revela que los carbohidratos se clasifican en simples y complejos. Mientras que los primeros se digieren rápidamente, generando picos de energía, los complejos, presentes en granos enteros y verduras, ofrecen energía sostenida. Se sabía que los humanos tenían múltiples copias del gen AMY1, pero la razón detrás de su expansión era desconocida hasta ahora.
En estudios anteriores, se había observado que la dieta rica en almidón estaba correlacionada con una mayor cantidad de copias del gen AMY1 en diversas poblaciones. Este estudio también se centra en la evolución del número de copias del gen a lo largo del tiempo, revelando que cazadores-recolectores preagrícolas ya contaban con un promedio de cuatro a ocho copias del gen, lo que indica que la capacidad para descomponer almidón precede a la agricultura.
Los investigadores utilizaron tecnologías avanzadas de secuenciación y análisis genómico para explorar los genomas de 68 humanos antiguos, lo que les permitió identificar copias del gen AMY1 en neandertales y denisovanos, sugiriendo que la duplicación pudo haber ocurrido hace más de 800,000 años.
Los resultados podrían contribuir a un mejor entendimiento de las enfermedades metabólicas actuales. Aunque las variaciones en el número de copias del gen AMY1 son significativas, también es fundamental considerar el entorno que influye en la alimentación humana, que va más allá de la genética. En la actualidad, el consumo de productos ultraprocesados está vinculado a la epidemia de obesidad, lo que subraya la importancia de una alimentación equilibrada y rica en nutrientes.
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